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Ventajosa
para qué, si ya sabes
Ventajosa,me tocas con tus dedos imantados
–te sabes favorita de mi vida–;
tus ojos,
profunda inmensidad que me deshace,
océano incontinente de ternura.
Me dejas,
te vas porque sabes que no quiero,
que le harás falta a mis brazos esta noche.
Tu lengua,
Las huellas de saliva que no secan.
Tú, dulce, como sol de mayo,
Agua caliente con burbujas en la tina.
Las piernas
–las tuyas y las mías–
frente a frente,
susurros que proponen que te quedes,
explicas que tu tiempo y que tus cosas,
me dices que el futuro y tu familia.
No insisto,
conozco la estrategia.
Tú ganas.
Ya te quiero, por hoy, sólo esta noche.
Son tus manos que atrapan a las mías,
lo que piensas de mí y que no es cierto,
que rías, me reproches o te enojes.
Esos besos
con tus labios
entreabiertos.
Lo que imagino que será todo tu cuerpo,
el cabello en tu espalda y los temblores,
mi sudor con tu sudor incorporado.
Un instante,
eclipse de planetas encimados,
textura al rojo vivo de dos lavas.
El momento en el que bajes las espadas,
sin defensas aceptes que te quiera,
sin razones ni mañanas,
ni certezas, ni tristezas;
con tus tiempos y mis tiempos,
los imanes de tus manos,
mi impaciencia.
Fénix 36