jueves, diciembre 22, 2005

Tres Borges, Dos Poemas, Uno Apócrifo

Tres Borges, Dos Poemas, Uno Apócrifo


Por supuesto, Borges es una de esas personas que hubiera deseado conocer o por lo menos ver pasar de lejos, como cuando solía llegar temprano a la Biblioteca México sólo para ver llegar a Jaime García Terrés y después leer alguno de sus poemas. Saber que acababa de pasar junto a mí resultaba emocionante, aunque nunca hubiese conversado con él.

Borges el personaje es lo único que está a la mano: el mito del hombre inteligente, lector incansable a pesar de la ceguera, Borges el memorioso, el culto conversador tímido...

Al pensar en Borges recuerdo dos poemas suyos; mejor dicho, recuerdo haberlos leído y recuerdo de qué trataban, pero no el título o dónde encontrarlos de nuevo.

Busco en internet: “Borges+rosa”. El primer poema que recuerdo habla de una rosa. Es un poema “culto” o “racional” que sólo Borges pudo escribir. Descubro que existe un poema titulado “La Rosa” que no es el que buscaba. El que recuerdo resulta que se llama “El Golem” y así empieza:

El Golem
Si (como el griego afirma en el Cratilo)
el nombre es arquetipo de la cosa,
en las letras de rosa está la rosa
y todo el Nilo en la palabra Nilo.


Supongo que tiene que ver con cuestiones de fenomenología y misticismo y ahora que lo releo completo entiendo que hay alguna conexión con “El Nombre de la Rosa” y, no sé por qué, me remite también a “Pi, El Orden Del Caos”, de Aronofsky, supongo que por el tema de los judíos. Ya averiguaré más de esto en otra ocasión.

El otro poema siempre me pareció curioso, porque no suena a Borges, pero saberlo de él parece más inquietante que si fuera de alguien más. Busco nuevamente: “Borges+si tuviera”. Tampoco recuerdo el título, pero habla acerca de lo que haría Borges viejo si volviera a vivir.

¡Qué cosas! Resulta que el tal poema efectivamente no está comprobado que sea de Borges. Encontré un buen ensayo al respecto: “
Jorge Luis Borges, autor del poema 'Instantes'”. Por lo que entiendo, hay diversas inexactitudes, como el hecho de que en una entrevista es mencionado el poema, siendo que no tenía la edad que revela el texto en uno de sus últimos versos.

Es cierto que el poema pudo ser corregido y que a fin de cuentas en literatura no valen las verdades científicas ni las certezas históricas, pero además de esto y de algunas inconsistencias gramaticales del texto, impropias en Borges, lo más extraño es precisamente el tema del poema, hablar de una especie de arrepentimiento, de desear un Borges diferente, otro Borges, negar al personaje y al mito.

No obstante, estas características fueron las que me llevaron a recordar el poema, la carga moral surtió efecto, debo reconocerlo. He aquí el poema:

Instantes
Si pudiera vivir nuevamente mi vida.
En la próxima trataría de cometer más errores.
No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más.
Sería más tonto de lo que he sido, de hecho
tomaría muy pocas cosas con seriedad.

Sería menos higiénico.
Correría más riesgos, haría más viajes, contemplaría
más atardeceres, subiría más montañas, nadaría más ríos.
Iría a más lugares adonde nunca he ido, comería
más helados y menos habas, tendría más problemas
reales y menos imaginarios.

Yo fui una de esas personas que vivió sensata y prolíficamente
cada minuto de su vida; claro que tuve momentos de alegría.
Pero si pudiera volver atrás trataría de tener
solamente buenos momentos.
Por si no lo saben, de eso está hecha la vida, sólo de momentos;
no te pierdas el ahora.

Yo era uno de esos que nunca iban a ninguna parte sin termómetro,
una bolsa de agua caliente, un paraguas y un paracaídas;
Si pudiera volver a vivir, viajaría más liviano.
Si pudiera volver a vivir comenzaría a andar descalzo a principios
de la primavera y seguiría así hasta concluir el otoño.

Daría más vueltas en calesita, contemplaría más amaneceres
y jugaría con más niños, si tuviera otra vez la vida por delante.
Pero ya tengo 85 años y sé que me estoy muriendo.


Si toda la poesía de Borges fuese filosofía, ese poema en cambio es hasta cierto punto moral –o antimoral–: “vivan como yo no viví” o “no vivan como yo viví”, parece decirnos este otro Borges; ni siquiera tiene nada que ver con su antipersonaje de “Borges y Yo”, que qué bueno, encontré también por casualidad, aunque no fuese un texto que buscara:


Borges y Yo
Al otro, a Borges, es a quien le ocurren las cosas. Yo camino por Buenos Aires y me demoro, acaso ya mecánicamente, para mirar el arco de un zaguán y la puerta cancel; de Borges tengo noticias por el correo y veo su nombre en una terna de profesores o en un diccionario biográfico. Me gustan los relojes de arena, los mapas, la tipografía del siglo XVIII, las etimologías, el sabor del café y la prosa de Stevenson; el otro comparte esas preferencias, pero de un modo vanidoso que las convierte en atributos de un actor. Sería exagerado afirmar que nuestra relación es hostil; yo vivo, yo me dejo vivir, para que Borges pueda tramar su literatura y esa literatura me justifica. Nada me cuesta confesar que ha logrado ciertas páginas válidas, pero esas páginas no me pueden salvar, quizá porque lo bueno ya no es de nadie, ni siquiera del otro sino del lenguaje o la tradición. Por lo demás, yo estoy destinado a perderme, definitivamente, y sólo algún instante de mí podrá sobrevivir en el otro. Poco a poco voy cediéndole todo, aunque me consta su perversa costumbre de falsear y magnificar. Spinoza entendió que todas las cosas quieren preservar su ser; la piedra eternamente quiere ser piedra y el tigre un tigre. Yo he de quedar en Borges, no en mí (si es que alguien soy), pero me reconozco menos en sus libros que en muchos otros o que en el laborioso rasgueo de una guitarra. Hace años yo traté de librarme de él y pasé de las mitologías del arrabal a los juegos con el tiempo y con lo infinito, pero esos juegos son de Borges ahora y tendré que idear otras cosas. Así mi vida es una fuga y todo lo pierdo y todo es del olvido, o del otro.

No sé cuál de los dos escribe esta página.



El poema apócrifo, según leo, apareció en la revista “Plural” en 1989 y además ha sido traducido y publicado en diferentes colecciones de poemas de Borges por investigadores especializados en su literatura. Como yo no sé mucho de literatura y además tampoco puedo decir quién sí lo escribió, seguiré pensando que ese poema es del mismo Borges. Total, para mí los dos o los tres son el mismo, ya que a ninguno conocí.

Y todo esto –Borges–, nomás porque la semana que entra conoceré su Buenos Aires. Estar allá será estar más cerca de Borges. Qué bueno.

viernes, diciembre 09, 2005

Canción de Guillotina

Hace tiempo que quería subir esta canción. Hoy que estoy aburrido es buen momento para hacerlo, porque los viernes me deprimo con facilidad y esta vez no es la excepción, así que en vez de dejar que se me baje la pila, cantaré con todo el despecho de que hoy soy posible:

"Eres peor que nadie para mí. Ni te sigo ni te admiro, Sólo río de ti... " y "Si esta es tu forma de hacerme pensar que te importo no quiero saber cuando no sea así"...

jajaja, ni al caso, en fin, a veces hace falta insultar a alguien, así que qué mas da.

Presa

Soy la presa fácil de atrapar,
Soy de quien siempre te puedes burlar.
Me has mentido, reprimido,
Ocultado en este lugar.
Soy el que ha dado todo,
Soy el que te admira sin preguntar.
Has perpetrado, aprovechado,
La inocencia y buena voluntad

Coro:
Si esta es tu forma de hacerme pensar que te importo no quiero saber cuando no sea así.
Si esta es tu forma de hacerme pensar que te importo no quiero saber cuando no sea así.

Fui la presa fácil de atrapar,
Fui de quien siempre te podías burlar.
Me mentiste, reprimiste,
Ocultaste en este lugar.

Coro.

Eres todo lo que odio,
Eres peor que nadie para mí.
Ni te sigo ni te admiro,
Sólo río de ti.

Coro.

lunes, noviembre 07, 2005

Vista Con Anteojos

Ramas crecidas, astilladas,
la niña morena
maligna
no deja que pasen las hormigas
niña del capricho y de la envidia
niña sucia, lengua fea,
niña trauma público
niña dolor exhibicionista
voz que canta
dientes que muerden
niña vestido de cuadritos
niña medicinas que no curan
niña mentiras, niña sonrisas
niña carcajada vulgar
niña ignorancia
niña “buena gente” que no es cierto
niña arpía
niña mejillas rosas
niña alegría
niña conveniencia, niña “lo que se te antoje”
niña metida en mi caja de madera
equivocación, pérdida de tiempo
niña úlcera gástrica
puerta abierta de mis tristezas.

Fénix 36

martes, mayo 24, 2005

Estoy Contento, Mal Poema

Estoy Contento, Mal Poema

Cuánto trabajo cuesta hablar de cosas buenas,

lo trágico casi siempre rima,

la tristeza tiene melodía

y el dolor se acomoda en cualquier línea.

Por eso, éste no puede ser un poema,

mucho menos uno bueno o que conmueva;

solamente es un pretexto, un acto de soberbia:

quiero que quede escrito de alguna manera

que estoy contento, que hoy las horas no me pesan,

que esta vez soy cascada,

corazón que se sale del pecho,

niño con cosquillas, sol de mayo, abeja.

No hay lluvias melancólicas, ni lunas llenas;

hay jardines regados con agua de manguera,

niñas con vestidos nuevos,

novias de labios pintados,

personas amables,

tardes frescas.

Que sirvan para los días de soledad violenta,

para las noches en vela y las horas de impaciencia

y, mientras, que no sirvan para hacer ningún poema.

Fénix 36

viernes, mayo 20, 2005

Ángeles

[¿Qué tal que sí existe Dios?]

Hoy es 19 de Mayo. Estamos en 2005 y tengo 28 años. Ángeles hoy cumple también 28 años.

Certeza: La Vi En Internet, Luego Existe

Como estaban sucediendo las cosas, era para que hoy hubiera dicho "cumpliría"; pero no, los cumple y es una certeza, como es una certeza que éste es uno de los días más felices de mi vida, uno de esos que sirven para resistir por varios días más o para justificar el fastidio del tiempo acumulado.

"El pago vale lo que venga", o "la espera ha valido la pena", sólo en esto pienso por el momento. Vida, ya nada me debes; vida, me callo y te dejo en paz.

De Cómo Llegó a la Red o Mi Regalo de su Cumpleaños

De cómo llegó a la red no lo sé, tampoco cuándo; pero sé que no estaba. En el 97 empecé a usar internet y una de las primeras cosas que hice fue buscar "angeles salazar", "salazar jimenez" y "maria de los angeles", con todas sus combinaciones de acentos, sin acentos y búsquedas avanzadas.

Al principio era fácil y rápido saber que no estaba; así que las búsquedas continuaban con su hermano o su papá o su mamá, pero tampoco había buenos resultados. Por aquél entonces, los intentos fallidos no eran frustrantes, tendría un par de años que había dejado de verla y estaba convencido de que pronto le regalaría flores en su cumpleaños. Pero eso no pasó nunca y las búsquedas cada vez se complicaban más.

Aparecían ángeles salazares de Cuba, de España y hasta de Estados Unidos, alguna era deportista y otra tendría más de 40 años y era muy citada en artículos como de medicina. También surgieron salazares jiménez, hombres y mujeres, de distintos nombres, de distintos países y por supuesto sin ninguna relación con ella.

Estas búsquedas las hacía cada que tenía tiempo libre y por lo regular pasaban entre dos y tres meses entre una y otra. Claro que también buscaba a otras personas a las que había dejado de ver y generalmente con los mismos resultados; creo que sólo yo me encontraba a mi mismo, porque había hecho una paginita donde según yo iba a escribir seguido y nunca lo hacía.

En fin, todavía hace un par de meses recuerdo haber hecho la búsqueda nuevamente, ya sin esperanzas de encontrar siquiera una pista. Efectivamente no encontré nada en una larga lista de ya miles de resultados.

Pensaba: "cómo es posible que no haya nada, a lo mejor se fue del país o a lo mejor algo terrible le pasó". Yo, de cualquier forma, seguía imaginando que platicaba con ella las cosas que me pasaban, buenas y malas. Era como un ángel de la guarda o un dios al que le pides que te ayude en situaciones difíciles.

Hoy en la mañana volví a decir "feliz cumpleaños, Ángeles" y di por hecho que mi felicitación de cada año estaba saldada, aunque no le hubiera llamado por teléfono o me hubiera aparecido afuera de su salón de clases con unas flores para ella.

El regalo fue para mi cuando a las tres de la tarde busqué "salazar jiménez" y en la segunda página de resultados había una "María de los Ángeles". Abrí la página y sí era ella, hasta foto había y no quedaba ninguna duda. Ángeles vive aquí, supongo que por el Norte de la ciudad y ya es contadora pública.

Hoy es el día de mi más grande felicidad en por lo menos 10 años. A lo mejor sí tengo ángel de la guarda y Dios existe. O a lo mejor cuando me vaya a dormir y despierte es 19 de mayo y diré "feliz cumpleaños" una vez más. No importa: hoy, en este momento, soy inmensamente feliz.

lunes, febrero 28, 2005

Crónica del Concierto II

Primer concierto de Kusturica y The No Smoking Orchestra en México, para no olvidar

Solecito El cineasta sólo fue un miembro más de la banda, que embrujó a los 3 mil 800 asistentes

JORGE CABALLERO

Foto

The Great Balaban, Nelle Karajilc y Nenad Gajin, en plena actuación; al fondo, Nexo Blaccbird FOTO Francisco Olvera

Los antiguos sonidos de Los Balcanes puestos al día y mezclados con música ska, rock, electrónica y pop hicieron explosión la noche del viernes en la presentación de Emir Kusturica y The No Smoking Orchestra en el Salón 21, provocando una locura desenfrenada/generalizada en los 3 mil 800 asistentes. Sonido impresionante, directo a los genitales, epidermis y neuronas a lo largo de 120 minutos donde nunca hubo nivel medio, únicamente máximo.

La actuación formó parte de su gira La vida es un milagro, mismo título del más reciente filme del cineasta, que se presentó en el Festival Internacional de Cine Contemporáneo de la Ciudad de México, al lado de sus clásicas cintas Tiempo de gitanos, El sueño de Arizona, Había una vez un país, Gato negro, gato blanco y Súper 8.

El grupo mexicano Los Shajatos sirvió de telonero a The No Smoking Orchestra durante 40 minutos. Su propuesta musical pasó casi desapercibida, excepto para los aferrados que tomaron las primeras filas. Sólo en sus dos últimas rolas, impregnadas con un cierto punch, hicieron que la gente se animara, pero sólo un poco.

Todo era expectación. Por fin, después de una moderada espera, a las 22:20 horas, The No Smoking Orchestra apareció en el escenario y la fascinación llegó con las primeras notas del unza-unza (como la banda ha bautizado su música). Nadie perdía detalle de lo que ocurría en el escenario.

La atención se centró en la estrella principal de la noche, Emir Kusturica, que poco a poco se fue diluyendo hasta convertirse en un integrante más de la banda. Con ropas vistosas los 10 integrantes: Zoki Miloshevic (acordeón), Alexander The Great Balaban (tuba), Nelle Karajilc (voz), Dejan Sparavalo (violín), Stribor Kusturica (batería), Glava (bajo), Nenad Gajin (guitarra), Nexo Blaccbird (sax), Her Dralle (percusiones) y Emir Kusturica (guitarra) performearon el escenario en todo momento, resguardados por un buen juego de luces, actos de magia y mucha música.

El encargado de dar la bienvenida fue el vocalista Dr. Nelle Karajilc, con un potente "hola", quien para iniciar tomó un altavoz y cantó Djindji rindji bubamara.

El ambiente era óptimo, todo mundo festejaba y bailaba cuando sentían las ráfagas de música de la banda: algunos sacaron sus mejores pasos de ska para combinarlos con saltos y manos en lo alto, no había ningún lugar estático.

Sobre el escenario también desfilaron varias chicas que compartieron canciones románticas como Evergreen y Black cat, white cat. Inclusive, hubo dos que sostuvieron a lo alto un arco donde dos ardientes violines, tocados por Kusturica y Sparavalo, corrieron a una enorme velocidad, para sacar el alarido de los fanáticos. Fue precisamente Sparavalo quien, en actos de magia, cambio tres veces seguidas de vestuario, mientras que de su violín seguían saliendo notas que enloquecieron a la concurrencia.

También incluyeron los temas Ibro dirka, Lubenica, Sanela, Drang nach osten y algunos de los que se incluyen en la banda sonora de la más reciente película del cineasta, como In the beginning, Moldavian song y Dying song.

Nelle anunció el final de la actuación: "Llegamos ayer y todavía tenemos el mareo del vuelo, por fortuna el show es corto", el público entendido le respondió con un contundente ''no''.

La banda salió para interpretar dos canciones más, que fueron insuficientes para saciar el milagro que el público estaba presenciando. Kusturica y sus músicos se reunieron para dar las gracias ante la enorme respuesta del público.

The No Smoking Orchestra dejó en los ojos y oídos de los asistentes una fascinante experiencia difícil de olvidar.


Crónica del Concierto I

Dan fiesta de rock gitano
Gamaliel Luna
El Universal
Domingo 27 de febrero de 2005
Espectáculos, página 10

La banda The Non Smoking Orchestra ofrece concierto en el Salón 21

22:30: interior, Salón 21. La banda The Non Smoking Orchestra, 300 personas más de las que caben (entran 3 mil 500).

Los personajes: Zoki Miloshevic (El Acordeón ), Alexander The Great Balaban (La Tuba ), Nelle Karajilic (La Voz ), Dejan Sparavalo (El Violín-El Juez ), Stribor Kusturica (El Batería ), Glava (El Bajo ), Nenad Gajin (El Guitarra ), Nexo Blaccbird (El Sax ), Her Dralle (El Percusiones ) y Emir Kusturica (El Guitarra-El Cineasta ).

1: PG del Salón 21 lleno. Un hombre, de espaldas a la cámara, toca algunos acordes desde el violín. La gente, ya loca, enloquece más.

2: El Guitarra-El Cineasta dice, aparentando no ser él sino su hermano: "¡Hola, hola, hola, soy el hermano menor de Emir Kusturica y esta es la banda The Non smoking Orchestra.

"A continuación, damas y caballeros, los dejo con el Dr. Nelle Karajilic, que antes solía dedicarse al basquetbol".

3: Close up a Nelle Karajilic que interpreta a La Voz, el cual aparece y complementa el chiste de Kusturica, al dejar ver su corta estatura, que a su vez indica que nunca jugó basket. La multitud comienza a bailar underground .

4: Ahora, damas y caballeros, con ustedes El Juez (El Violín). "Alguien se va a coger al Juez", bromea de nuevo Kusturica.

Sigue música.

5: Una fiesta. Una fiesta que trasciende idiomas y acerca a México con los Balcanes a través de ritmos tradicionales o del rock, que en su nota más alta deja sentir el espíritu gitano de magia, circo, fiesta.

6: Close up a Emir Kusturica. Si nadie supiera que es el cineasta responsable de películas como Gato negro, gato blanco, Underground, Tiempo de gitanos y Cuando papá sale de viaje , nadie le prestaría tanta atención como músico, en cuanto a presencia, ya que el escenario es robado por Dejan Sparavalo y Nelle Karajilic.

7: Ahora tocaremos una vieja canción serbia que se llama "Upside down", dice La Voz. Y todo se vuelve de cabeza. Todos, grupo y público, brincan.

8: Dejan Sparavalo hace magia al cambiarse de vestuario tres veces seguidas sin dejar de tocar el violín. Se revela el espíritu gitano de circo, de fiesta.

9: Kusturica y Karajilic toman un arco del violín, se lo ponen en la boca, y El juez toca al mover el violín debajo de ellos. Magia: hacen subir a dos atractivas jóvenes que toman de extremo a extremo otro arco de cerca de dos metros de largo. El Juez repite la operación.

10: "Tenemos el jetlag todavía, lo bueno es que el show duraría poco, ¿o no? ¿quieren más?... ¡¿están listos para hacer la revolución?!", pregunta La Voz, cantante considerado una de las espinas después del periodo del dictador Tito en Yugoslavia.

11: La cámara en mano se pasea entre los jóvenes que hacen, por unos momentos la revolución. Nadie quiere que termine el concierto.

12: La Voz (sonriendo): "Fue una experiencia maravillosa, estamos contentos de que les haya gustado... ¡Buenas noches!, ¡nos vemos pronto, querido México!". Se despide The Non Smoking Orchestra.

La música sigue sobre los créditos finales (y en el corazón de los asistentes). FIN.





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sábado, febrero 26, 2005

Kusturica en México

Emir Kusturika


Emir Kusturika And The No Smoking Orquestra

Una pareja inseparable, los talentos que comparten la nacionalidad yugoslava y el dolor de ver a su país dividido y en la pobreza. Goran Bregovic es un músico que inició tocando violín y que se alejo de los conservatorios para ser un reaccionario artista de rock y no cualquiera, sino el más famoso de su ex Yugoslavia. Su amigo, bajista de un grupo de punk llamado Zabranjeno Pusenje (con el paso del tiempo el ritmo de está banda también cambió llamándose ahora The No Smoking Orcherstra) y que el destino lo convertirá en uno de los directores de cine más reconocidos en el mundo, Emir Kusturika.

Ambos son hombres polifacéticos, reaccionarios y políticamente incorrectos dependiendo el cristal con el que se les mire, pero debemos empezar por algún lado.

Bregovic abandonó el género rock que tantos frutos le había rendido al dejar su banda Bijelo Dugme (los Botones Blancos) y siendo también un ritmo que dejaba ver la inconformidad de los procesos sociales contemporáneos a los años 70 en los Balcanes, se reencuentra con su amigo Emir, que para ese entonces ya había finalizados sus estudios de cine en la universidad de Praga y con un León de oro del festival de Venecia como mejor director novel por DO YOU REMEMBER DOLLY BELL? de 1981 y la nominación al Oscar en la categoría mejor película extranjera por WHEN FATHER WAS AWAY ON BUSINESS de 1985, así como la Palma de Oro de Cannes, pide la ayuda de su antiguo compañero para la musicalización de su siguiente trabajo TIEMPO DE GITANOS de 1988 , en el cual Goran gira a la música folklórica de su natal zona, llevándolo a una carrera de insipientes éxitos siguiendo por esa clase.

La dupla se repetiría en ARIZONA DREAM (en la que participa Iggy Pop) de 1993 y en la famosa y polémica UNDERGROUND de 1995 (repite Palma de Oro, siendo de los pocos directores que lo logran). Fue está última la que es más característica y donde la mezcla de melodías de los cíngaros, con un toque de lo que se le fue acumulando a lo largo de una vida activa, integra toda clase de ritmos y con esto, llega a los oídos de espectadores cinematográficos que se preguntaban ¿qué es eso?. Lo exótico de la trama y la ambientación, así como la bipolar orquestación llevan a estados de ánimo y conclusiones de la sociedad y la vida en general.

Bregovic ha estado en muchos soundtracks desde 1978 a la fecha. Su carrera sigue dando frutos, un ejemplo claro es el festival de Pirineos Sur de España, en la edición de 1998, dónde en forma de homenaje, fue catalogado como el mejor artista del cartel y es considerado actualmente uno de los artistas más importantes de world music.

Por otro lado, Emir Kusturika, preside el jurado del festival de Cannes de éste año, reconocimiento que se le otorga por el éxito de La vida es un milagro del 2004 y se presentará en México junto con su The No Smoking Orchestra el próximo 25 de febrero en el Salón 21, Bregovic por su lado estará el 18 de marzo en Genova, Italia, en el teatro Carlo Felice.

El paso de Kusturika por México no debe ser indiferente, ya que será un espectáculo en el que seguro no habrá momento para descansar y si de mucha fiesta y baile, al empezar con punk y tener elementos de jazz y música gitana. Por cierto, Kusturika o Kusturica al parecer son sinónimos, depende en que parte del mundo se escriba, y bueno, con una madre servia-ortodoxa, un papá católico-croata y una esposa bosnia-musulmana, las cosas pintan para la locura.

Emir Kusturika And The No Smoking Orquestra
Viernes 25 de febrero, 22:00 horas
Salón 21
Entrada general: $350


Autor: Mitzi Hernandez
Publicación: 21.02.2005

Sección: Conciertos

Tomado de XSGrita: http://www.xsgritaradio.com/nota.php?articleID=389




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viernes, febrero 11, 2005

El Trabajo Cavernícola

Mi trabajo actual es un trabajo cavernícola; lo es porque cualquiera lo podría hacer y porque yo que sé hacer más cosas y mejores no puedo hacerlas. Lo es también porque priva la fuerza bruta, no hay argumentos o razones que valgan para hacer mejor las cosas, sólo domina el puesto, la jerarquía, la premura del dato fácil.

Se trabaja torpemente en este lugar, con tropiezos y raspaduras, con golpes bajos y estocadas de alto nivel. Uno debe hacer lo posible por hacer las cosas lo menos mediocre que se pueda, a pesar de los compañeros y los jefes, a costa del sueño, los amigos y las comidas.

Es mi era cuaternaria. Nunca tuve una, así que probablemente debía tenerla; pero me urge regresar a la civilización o seré también un troglodita.

lunes, enero 24, 2005

Sólo en las Películas

Sólo en las Películas

Hablaré de mí. Con incoherencias -es decir, sinceramente; es decir, sin mentiras-.

Esta noche caminé. Retorno a la colonia Roma, a la calle Álvaro Obregón y a la avenida Insurgentes. Llovía como antes. No llovía como diciendo que me mojé, más bien llovía lo necesario para decir que llovía sin incomodarme. Si un día logro irme, tal vez lo que extrañaré más serán estas caminatas nocturnas.

Oigo a Sabina: "El marido de mi madre, que en el último tren se largó, con una peluquera 20 años menor".

Ahora busco otra canción: "creció con su sueño y un día le dijo 'acabo de verte y ya sé que nací pa' casarme contigo'. 'Matilde mi vida, Matilde mi estrella'. Le dijo que 'sí, nos casamos, Antoine' y bailó para ella. 'Y abrázame fuerte, que no pueda respirar', tengo miedo de que un día ya no quiera bailar conmigo nunca más. (...) 'Te tengo, me tienes, quisiera morirme agarrado a tus pechos'. Y el amor es tan grande, tan sincero y sentido, que un día de lluvia Matilde acabó por tirarse en el río. 'Y abrázame fuerte, que no pueda respirar', tengo miedo de que un día ya no quiera bailar conmigo nunca más. (...) Mejor buenos recuerdos, que un pasado perdido; por eso un buen día Matilde acabó por tirarse en el río. Lo que fue tan hermoso, que no caiga al olvido, 'te estaré recordando, por siempre Matilde, que tú no te has ido'".

"El Marido de la Peluquera". Cuando la vi, por supuesto me impactó. Una película triste de amor. De la vida. Enamorarse de una peluquera. Ir a verla. Y luego, la peluquera -no sé si era pelirroja, pero en mi recuerdo es así- también queda enamorada. Una peluquera hermosa, esperando enamorarse (claro, es una película). No sólo se enamora, pierde la cabeza. Y luego, la peluquera hermosa (sus piernas, su cabello, sus manos, su piel blanca) tiene miedo de perderlo a él. Es feliz y tiene miedo porque no quiere dejar de ser feliz. Decide que su vida se termine, en lugar de su felicidad. Qué triste.

Pero la vida es otra cosa. En las películas, los finales tristes vienen después de un momento de felicidad. ¿Y qué cuando sabes que no hay peluqueras hermosas, que no se van a enamorar de ti, que no preferirán morir antes de que tu amor se les acabe? Tú no tendrás un final triste; no te lo mereces porque no estás dentro de una película.

No tendrás final triste, porque para eso tuviste que haber tenido un momento de felicidad inmensa. Tuviste que encontrar tu peluquera -hermosa y pelirroja, supongo-; si no, no vale. Entonces, olvídate del final triste y confórmate con tu vida simple.

O no te conformes, da igual, las cosas no serán de otra manera aunque quieras. Mejor llénate de trabajo, para hacer como que no pasa nada. Cuenta las semanas, habla de tu estrés, es mejor que echar de menos a una peluquera a la que no tienes derecho.

Si quieres felicidad, ve al cine y vela en la pantalla. Tampoco digas que estás triste. ¿Cómo puedes estar triste si no diste el paso previo?

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El viernes fui al cine. Lo mismo. Un tipo se enamora de Julia Roberts y hace que ella se enamore de él. Ah, pero antes, hizo que una desconocida también se enamorara de él. Peor aún, no lo hizo, sólo sucedió por coincidencia. Y también era pelirroja.

Ya saben: un accidente, él está casualmente cerca y la ayuda; ella lo ve y se enamora, hasta le dice "Hola, desconocido". ¿Cuándo una pelirroja te va a decir "Hola, desconocido" y se quedará contigo?

Luego, resulta que la pelirroja desconocida -hermosa, por supuesto- lo deja todo por ti. Y tú la cambias por Julia Roberts, quien por supuesto también te ama.

Eso no es todo: pierdes a Julia Roberts y sufres; pero recuperas a la pelirroja y, claro, para que la película sea triste, la vuelves a perder. Tristísima película; eso no te va a suceder.

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La película la vi con Betzabé. Ella es como de película -o sea, algo así no te va a suceder de verdad; sólo lo podrás ver en pantalla-. Eso qué. Ni al caso. No es lo que querías decir.

Otra vez: La película la vi con Betzabé. Me deseó suerte en la reunión de hoy. Le platiqué lo que quería que pasara. También le dije que podía no pasar. Ella me dijo: "sí, es posible que no pase". Es como si todos supieran que esas cosas a mí no me pasan. Yo no soy de película.

No pasó, claro. Lo único que pasó es que fui una buena persona. El eslabón que hace que pasen cosas buenas. "Gracias; ay, qué lindo; qué gran amigo".

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El hotel ya lo conocía. Alguna vez me pregunté si regresaría. Pensé que no. Habiendo tantos y habiendo mejores no era necesario arriesgarse a recordar. Además, nunca se había presentado una oportunidad.

La de hoy no fue una oportunidad -no, no lo fue, obvio-; fue un pretexto. El pretexto me excitó; un pretexto que olía a esperanza de oportunidad. "Esperanza de oportunidad", qué patético.

Regresé al hotel, pero no regresé a lo mismo; de hecho, ni siquiera a algo parecido. Entré más bien, pero no regresé. La habitación se me hizo conocida. Desde luego no el número del cuarto, ni el cobertor, ni las cortinas. Fue la ventana, más bien el edificio de enfrente, la calle, la esquina vista desde ese ángulo en particular.

En verdad creí que me bañaría en el jacuzzi, aunque no había razón para creerlo. Eso sólo pasa en las películas -quisiera pensar ahora-.

La verdad no pensaba en ella; ni me gusta, ni me interesa, pero olía a oportunidad. A oportunidad de estar yo, de sentir yo, aunque no fuera con una peluquera, ni pelirroja, ni hermosa; aunque no me quisiera, ni perdiera la cabeza por mí. Era usar la bañera para lo que se debe usar: para estar con alguien y que no importe nada de lo que suceda afuera del vapor y las burbujas, afuera de los cabellos rizados y la espalda mojada.

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Bajé las escaleras y salí. Solo. Así llegue de todas formas, aunque llegué con ella. No porque yo lo haya querido, sino porque ella no quiso otra cosa. Esto suena cada vez más familiar, aunque no pase en las películas. En fin, aquí debería estar diciendo otras cosas.

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Le llamé a Marcela. Necesitaba un café y necesitaba no estar solo. Si iba a terminar solo esta noche, quería que pareciera mi propia decisión. Podía ir a verla, tomar el café que necesitaba y despedirme para estar solo. Parecía más digno, al menos.

En el camino a su casa, me entristecí. Sin ver una película, me entristecí. No se quitó la vida una peluquera por mí, ni una pelirroja hermosa me abandonó; pero me entristecí.

Fuimos por mi café y me di cuenta que estaba muy sucio. Seguramente olía mal, después de andar de un lado para el otro todo el día. Aunque sea me hubiera bañado en el hotel, pero ni eso.

Hoy no me importó su vida. Sólo quería que me acompañara para tomar mi café y luego poder despedirme. Como no le dije nada, me dijo que “lo viviera”. “Vivir la tristeza” debe ser algo así como disfrutar la alegría o sufrir el dolor; ¿acaso hay opciones, se puede hacer alguna otra cosa?

Me despedí. Estaba lloviendo. Esa lluvia que mencionaba al principio. Caminé por esas calles tranquilas. Un par de calles después se fue la luz en toda la colonia o al menos en la parte en que me encontraba. Las gotas seguían cayendo amablemente. En Álvaro Obregón di vuelta hacia Insurgentes. Había gente en las calles, a pesar de la hora y de la llovizna.

Desde la preparatoria me gustan esas calles para caminar. Las descubrí porque iba al cineclub los martes, los miércoles y los jueves. Los miércoles las películas eran por el Parque Hundido; los otros dos días a unas cuadras de Reforma. Cuando terminaban las funciones, caminaba por Insurgentes hasta llegar al metro.

En cierta forma, crecí caminando por esas calles, tan cambiantes y tan siempre las mismas. Por mucho tiempo se volvió una rutina pasar por ahí antes de llegar a casa, aún si me encontraba en algún otro lado de la ciudad.

Caminaba sobre Insurgentes y también entre las calles de la Roma y la Condesa. A veces me detenía en los teléfonos públicos y hacía llamadas o las fingía. Había lugares por los que me gustaba pasar. Me preguntaba si alguien se daba cuenta de mi rutina, aunque no me preocupaba demasiado si alguien lo hacía.

Me gustaban las luces de los carros, los locales abiertos y los locales cerrados, la noche, la quietud ruidosa de esas horas. La gente. Había un señor extraño, delgado, de barba blanca y larga que siempre se paraba en la esquina del Sanborns y platicaba siempre con personas diferentes. Yo creía que era algo así como un pintor. No sé si siga ahí, pero no lo dudaría.

También las prostitutas; porque había prostitutas; mujeres, quiero decir, o eso creo, porque no me consta. Sólo me gustaba verlas; porque yo ya iba para mi casa en el momento en que ellas iban llegando. Siempre había varias en una misma calle y algunas me hablaban cuando pasaba cerca.

Yo veía películas españolas y francesas. Almodóvar, Bigas Luna, Patrice Leconte. Entonces Insurgentes y las prostitutas eran como otro pedazo de la película que podía ver estando ahí.

En esa época vi “El Marido de la Peluquera”, también “Las Edades de Lulú”, otras de Greenaway y Kieslowsky; descubrí a Juliette Binoche, que no necesitaba ser pelirroja. También leía, podía hacerlo más que ahora. Leí y vi en película “La Insoportable Levedad del Ser”. Las coincidencias. El vértigo. Teresa. La felicidad. El amor. La tristeza. Esas cosas del cine y las novelas.

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