domingo, noviembre 11, 2007

Este Es Mi Barco y Es Así

Las celebraciones de mi cumpleaños son relativamente recientes. Será que antes no tenía suficientes motivos para hacerlo y tampoco con quién compartirlos. Pero los últimos cinco o seis años ha habido festejos que para mi resultan más que significativos.

Esta vez no fue la excepción e incluso podría pensar que los anteriores cumpleaños fueron, sin planearlo, preludio de este.

El viernes pasado fue la reunión principal, aunque de hecho empecé a festejarme varias semanas antes. Así que puedo decir que parte de mi cumple de este año fue [cuando no deliberadamente, al menos conscientemente]:

-Conocer a Goran Bregovic en persona
-Ver “La Cambiadora de Páginas”, “Luz Silenciosa” y “Después de la Boda”
-Ver a Fratta y Fernando Rivera Calderón en El Vicio y a Edel Juárez en El Foro del Tejedor
-Viajar a Monterrey con Briz, visitar a Juan, ir al Antrópolis
-Visitar a Elenita S., so pretexto de su venta de garage
-Leer los cuentos culposos de Juan Villoro
-Ir a la fiesta de “la lista”
-Cambiar de lap
-Comer mucho pastel de chocolate
-Caminar por la Roma de madrugada

Lo anterior bastaba para ser un cumpleaños abundante, pero lo mejor sin duda fue el viernes ya mencionado. A pesar de la premura por avisar un día antes, amigos tan diversos y tan distantes acudieron al Agapi Mu de la Condesa.

Siempre quise hacer una reunión ahí y también siempre había esperado compartir un cumpleaños con varios círculos a la vez. Y es que de siempre las reuniones se fragmentan: los que van al Alicia a surfear no son los mismos que escuchan trova o los que oyen a Kusturica, los que me encuentro en la Cineteca o en el teatro no hablan en lenguajes técnicos o de política y los que hablan de política, de economía o de filosofía poco dicen de danza, de música o de cine. Pero todos son mis amigos y me enriquecen a su manera.

Qué grato fue verlos a todos. Tal vez sea difícil, pero ojalá se vuelva a repetir algún otro día. Y ojalá también los que no pudieron llegar en otra ocasión estén presentes, que da mucha buena vibra cumplir años así.




Sales, pues les dejo a quienes se asomen por aquí la fraterna rolita del Frattita, que da título a este post.


Este Es Mi Barco
Este es mi barco y es así,
no tiene velas ni timón,
no toca puerto y no estás tú,
¿a dónde vas, a dónde voy?
Quédate cerca.

Esta es mi casa y es así,
no tiene timbre ni color,
no llama nadie y no estás tú,
¿a dónde vas, a dónde voy?
Quédate cerca.

Este es mi teatro y es así,
no tiene piano ni telón,
no aplaude nadie y no estás tú,
¿a dónde vas, a dónde voy?
Quédate cerca, quédate cerca de mí.

Este es mi templo y es así,
no tiene cristos ni perdón,
no reza nadie y no estás tú,
¿a dónde vas, a donde voy?
Quédate cerca, quédate cerca de mí.
Fratta

jueves, septiembre 20, 2007

Tendré mi Tiempo de Gitanos

El Preámbulo
Más de dos meses sin actualizar, lo sé. Ha sido complicado conectarme y cuando puedo hacerlo la conexión es muy lenta, algunas páginas no abren o termino haciendo otras cosas, como revisar el correo, el myspace o el hi5 y el resultado es que no he escrito nada en el blog.

Se han quedado en el tintero varios temas: conciertos, reuniones con amigos, reseñas de libros, películas... cosas que pienso dejar por aquí y no puedo.

Y bueno, tanto preámbulo en realidad es porque no sé cómo empezar. Llevo semanas sabiendo que debo escribir este post y hoy que lo empiezo no se me ocurre la manera de iniciar. A ver, pues.

El Foro de las Culturas
El tema es un concierto. Uno que habrá el sábado 22 de septiembre en la noche. Será en Monterrey, Nuevo León, en una plaza que se llama “De los 400 Años” y que está en el centro de la ciudad. Es un evento gratuito y masivo, o ligeramente masivo, porque eso tendré que comprobarlo personalmente.

A la plaza le caben supuestamente 5 mil personas y el concierto se realizará en el marco del Fórum Universal de las Culturas 2007, segunda edición de un evento internacional celebrado en Barcelona en 2004 y que se caracteriza por presentar durante varios meses (de tres a cinco) exposiciones, conferencias, conciertos y demás actividades culturales, con los temas de “Diversidad Cultural”, “Paz” y “Desarrollo Sostenible”.

En España, el primer Fórum [honestamente, yo tengo serias dudas de qué “fórum” se acentúe y preferiría llamarlo simplemente “foro”, pero en fin] duró 141 días (5 meses, de enero a septiembre) y se dice que recibió a más de 3 millones de personas.

Entre las personalidades de esa primera edición, estuvieron Mikhail Gorbachov, José Saramago, Rigoberto Menchú, Fernando Henrique Cardoso, Juan Luis Cebrián, Adela Cortina, Baltasar Garzón, Ignacio Ramonet, Adolfo Pérez Esquivel, Salman Rushdie y Alain Touraine. Por parte de México, participaron los Voladores de Papantla, Carlos Fuentes y Sealtiel Alatriste, entre otros.

En la parte artística, estuvieron Pina Bausch, Mikhail Baryshnikov, Sting, Bob Dylan, Phil Collins, Lenny Kravitz, Víctor Manuel, Ana Belén, Pablo Milanés, Pedro Guerra, Joaquín Sabina, Joan Manoel Serrat, Cesaria Evora, Mikis Theodorakis y Chambao.

Hablando en cifras, el Fórum 2004 tuvo más de 20 exposiciones, 400 conciertos, 170 grupos musicales, 60 espectáculos de calle con compañías de teatro, danza, cabaret y circo, instalaciones interactivas y decenas de actividades culturales adicionales.

El Foro de Monterrey
Este año, el Fórum se realizará en México, del 20 de septiembre al 8 de diciembre, en la ciudad norteña de Monterrey. En lo personal, dudo que se compare con el de Barcelona, pero me parece que ese no es motivo para denostarlo.

En esta ocasión se esperan más de mil eventos, durante los 80 días de duración del foro, los cuales estarán organizados en cuatro ejes temáticos: los ya mencionados de “Diversidad Cultural”, “Paz” y “Sustentabilidad” y un cuarto, dedicado al “Conocimiento”.

Las actividades se organizan asimismo en tres formatos: “Diálogos”, “Exposiciones” y “Expresiones Culturales”. El primero, a su vez, tiene los temas de “Paz y Espiritualidad”, “Educación, Ciencia y Tecnología”, “Ciudades y Población”, “Desarrollo Basado en el Conocimiento”, “Cultura de la Salud y Calidad de Vida”, “Gobernabilidad y Participación, Derechos Humanos y Justicia”, “Identidad y Diversidad” y “Comunicación”.

Es importante mencionar que el Fórum está auspiciado por la UNESCO y que esta edición de sólo tres meses de duración es sin embargo inédita en Latinoamérica. Se esperan, por ejemplo, casi 2 millones de asistentes, unos 410 ponentes, 14 exposiciones y más de mil actividades dancísticas, musicales, teatrales y circenses.

Serán 56 los países representados, unas 100 universidades participantes, 150 organismos internacionales, 10 encuentros de carácter mundial; alrededor de 3 mil artistas e intelectuales, 3 mil obras en exhibición, así como 30 museos nacionales y 26 extranjeros.

Entre los conferencistas anunciados están Mario Molina, Samuel Ruiz, César Cansino, Judith Bokser, Miguel Ángel Granados Chapa, Daniel Cazés, Lydia Cacho, Gloria Ramírez, Sandra Cisneros, Enrique Krauze, Mario Vargas Llosa, Michel Wieviorka e Ignacio Ramonet; mientras que en la parte musical habrá conciertos de Fito Paez, El Gran Silencio, Plastilina Mosh, Jumbo, Inspector, Jaguares, Patita de Perro, Óscar Chávez, Los Folkloristas, Tania Libertad, Lila Downs, Astrid Hadad, Regina Orozco, Eugenia León, Ojos de Brujo y Goran Bregovic.

Otras dos características del Fórum conciernen a su planeación previa y a su trascendencia inmediata en el ámbito local. Con respecto a lo primero, se sabe que los preparativos empezaron con meses de anticipación, ya que fue necesario un “plan maestro de infraestructura urbana”, mediante el cual se remodelaron y crearon los espacios necesarios para albergar los eventos y recibir a los asistentes.

En cuanto a su trascendencia, se dice (o al menos se pretende) que su celebración transforme a las localidades anfitrionas. Y ciertamente es de esperar que en materia turística tenga una relevancia importante para la ciudad. No sólo eso, mientras escribía este texto he recibido, aquí en el DF, folletos del foro y escuché a una persona contarle a otra por teléfono que se iba unas semanas a trabajar allá y que le pagarían muy bien, por lo que asumo dará también cientos o miles de fuentes de trabajo, lo cual no es para menos.

Goran Bregovic, el Gitano que Visitará México
Y después de todo lo dicho, doy ahora la explicación personal de por qué iré al foro, en visita relámpago a esa ciudad que me es desconocida (me acompañará Briz, amiga de varios años, a quien seguro le gustará el viaje improvisado).

La razón es simple. De los cientos de participantes, la presencia de Goran Bregovic es la que a mi me parece imperdible. Todo lo que escribí no lo sabría si no hubiera sido porque de casualidad leí su nombre en un folleto y comprobé su actuación al visitar la página en internet del Fórum y la de Bregovic mismo, en su agenda de conciertos.

Tengo al menos 10 años esperando esta visita, que siempre imaginé sucedería en la ciudad de México, no en provincia. He sabido que a Bregovic se le conoce bien en Argentina y Chile, pero en México es prácticamente desconocido.

Cuando alguien me pregunta el tipo de música que escucho, contesto sin dudarlo que la música gitana, la gitana balcánica para ser precisos. Y en realidad lo que quiero decir es que oigo a Goran Bregovic. Claro, igual a los rumanos Taraf de Haïdouks y por supuesto al también yugoslavo Emir Kusturica y su No Smoking Orchestra.

Pero Bregovic es el primero, sin duda. “Talijanska”, “Kalasnjikov”, “Sheva”, “Ederlezi”, “Hop Hop Hop”, “In The Deathcar” o “Borino Oro”, son canciones (con algo de ska, con algo de punk, con suficiente rock) que puedo oír una y otra vez sin fastidiarme. Hasta las bailo y eso que no tengo idea de cómo se bailan o si es que son bailables.

Tampoco me son familiares el alfabeto cirílico, ni las lenguas balcánicas, pero esos ritmos y sonidos me hacen sentir parte de algo, digamos de quien los toca o digamos de quienes también los disfrutan. Hasta gitano me siento y hasta en feliz me transformo.

Como casi cualquiera que lo conozca, supe de su música por el cine. “Underground”, esa película de Kusturica que en México gustó tanto, cuando llegó en 1996, resultó definitiva también para mis gustos musicales.

Lo primero que hice fue encargar el soundtrack en Mix Up, para volver a escuchar esa musiquita como de banda improvisada, como provinciana de cualquier lado, como alborotada y atemporal, como triste y melancólica, como de fiesta y funeral.

Con el disco en mis manos, varios meses después del encargo, supe que el compositor era Bregovic (“bregovich”, dicen que se dice). Por esa misma época, vi “Tiempo de Gitanos”, también de Kusturica y también musicalizada por Goran. Esa peli me hizo fan definitivo del cine de Kusturica (o “kusturitza” para los esnobs puristas), seguidor impaciente de Bregovic y aspirante frenético (y patético, supongo) del gitanismo, digamos de ese tipo.

Si han visto “Gato Negro, Gato Blanco”, cinta también de gitanos, ¡imagínense que yo le tenía envidia al protagonista y me declaraba enamorado de la gitanita que era su novia! De hecho, aún recuerdo el nombre de la actriz: Branka Katic. De ese tamaño, pues, mi clavadismo.

En fin, que estoy que no me la acabo con esta visita. Ir a Monterrey sólo por un fin de semana es como de locos; más si nunca he estado ahí y más si voy en busca de una plaza pequeña, a un concierto de apenas dos horas, el cual honestamente dudo se llene de fans.

Además estaré persiguiendo una foto, un video, algún autógrafo y si se puede una improbabilísima entrevista. Llevo mis carátulas de DVD y CD de “Underground” (que dicho sea de paso ya tienen firma de Kusturica: “for Karlos, Emir”, dice la dedicatoria), “Tiempo de Gitanos”, “Sueño de Arizona”, “La Reina Margot” e “Historias y Canciones de Bodas y Funerales”.

Si consigo una entrevista (y si consigo un traductor), le preguntaré varias cosas, como su participación reciente como actor en la cinta italiana “Los Días del Abandono” (que vi hace unos meses, también por casualidad), su próxima visita a Chile a principios de 2008 (de la que me enteré hoy y me confirmó mi amiga Ale, vía messenger), a lo mejor algo de su distanciamiento con Kusturica o sobre su última producción “Karmen”, que supongo hace referencia a la gitana española que todo mundo conoce.

En fin, que necesitaré mucha suerte para que todo eso suceda. Y a lo mejor fatalmente no pasa nada. Pero qué importa, yo iré y lo intentaré. Si se puede bien, y si no también. Supongo que esa es una actitud gitana [y el fracaso una condición], ¿o no? [¡Ooopa!]

lunes, julio 09, 2007

Ya No Sé Qué Hacer Conmigo

Eso. Que ya no sé qué hacer conmigo.

No, no es cierto. Osea, sí, pero de eso no escribiré este día; más bien la cosa es comentar que mi blog ya tiene musiquita (gracias a Carimy que me dijo paso a paso cómo hacerlo, aunque yo suponía que era algo complicado).

Bueno, pues desde la semana pasada pudieron oir "El Marido de la Peluquera", de Pedro Guerra, que seguramente volveré a poner después.

Hoy, digamos de manera oficial, pongo "Ya No Sé Qué Hacer Conmigo", del Cuarteto de Nos, grupo uruguayo que me gusta bastante, que pude ver en vivo hace unos meses y que espero le agradé a alguien más de por aquí.

Ahí resalto en rojo las partes con las que, digamos, me identifiqué de inmediato.

Y ya.

[Ah, para oir la rolita: la opción está ahí en la columna derecha, abajo de mi perfil y antes de la lista de blogs favoritos. Y de vez en cuando pondré otras cancioncitas, así de eclécticas como yo].




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Ya No Sé Qué Hacer Conmigo

Ya tuve que ir obligado a misa, ya toqué en el piano “Para Elisa”,
ya aprendí a falsear mi sonrisa, ya caminé por la cornisa;
ya cambié de lugar mi cama, ya hice comedia, ya hice drama,
fui concreto y me fui por las ramas; ya me hice el bueno y tuve mala fama.
Ya fui ético y fui errático, ya fui escéptico y fui fanático,
ya fui abúlico y fui metódico, ya fui impúdico y fui caótico.
Ya leí a Arthur Conan Doyle, ya me pasé de nafta a gas oil,
ya leí a Bretón y a Moliere, ya dormí en colchón y en sommier.
Ya me cambié el pelo de color, ya estuve en contra y estuve a favor,
lo que me daba placer ahora me da dolor, ya estuve al otro lado del mostrador.

Y oigo una voz que dice sin razón: “Vos siempre cambiando, ya no cambias más”.
Y yo estoy cada vez más igual, ya no sé qué hacer conmigo.

Ya me ahogué en un vaso de agua, ya planté café en Nicaragua,
ya me fui a probar suerte a USA, ya jugué a la ruleta rusa,
ya creí en los marcianos, ya fui ovo lacto vegetariano, sano.
Fui quieto y fui gitano, ya estuve tranqui y estuve hasta las manos.
Hice el curso de mitología, pero de mí los dioses se reían.
Orfebrería la salvé raspando y ritmología aquí la estoy aplicando.

Ya probé, ya fumé, ya tomé, ya dejé, ya firmé, ya viajé, ya pegué, ya sufrí, ya eludí, ya huí, ya asumí, ya me fui, ya volví, ya fingí, ya mentí.
Y entre tantas falsedades, muchas de mis mentiras ya son verdades.
Hice fácil las adversidades y me compliqué en las nimiedades.

Y oigo una voz que dice con razón: “Vos siempre cambiando, ya no cambias más”.
Y yo estoy cada vez más igual, ya no sé qué hacer conmigo.

Ya me hice un lifting, me puse un piercing, fui a ver al Dream Team y no hubo feeling.
Me tatué al Ché en una nalga, arriba de mami para que no se salga,
ya me reí y me importó un bledo de cosas y gente que ahora me dan miedo,
ayuné por causas al pedo, ya me empaché con pollo al spiedo.

Ya fui al psicólogo, fui al teólogo, fui al astrólogo, fui al enólogo,
ya fui alcohólico y fui lambeta, ya fui anónimo y ya hice dieta,
ya lancé piedras y escupitajos al lugar donde ahora trabajo,
y mi legajo cuenta a destajo que me porté bien y que armé relajo.

Y oigo una voz que dice sin razón: “Vos siempre cambiando, ya no cambias más”.
Y yo estoy cada vez más igual, ya no sé qué hacer conmigo.

Y oigo una voz que dice con razón: “Vos siempre cambiando, ya no cambias más”.
Y yo estoy cada vez más igual, ya no sé qué hacer conmigo.

El Cuarteto de Nos

viernes, junio 29, 2007

El mal lector que soy y la filosofìa

Soy mal lector. Mucho. Y, para colmo, de unos años para acá me ha dado por preferir la filosofía a la novela, el cuento o la poesía. Me siguen gustando, pero los leo menos.

Y con la filosofía, que casi no leía porque no entendía, ahora me pasa que me atrae bastante. No toda la filosofía [le sigo teniendo asquito a lo religioso, por ejemplo, que de ninguna manera me parece algo filosófico; de hecho me pone de malas la gente que supone que hablar de filosofía es hablar de religión, o peor, hablar de Dios, o peor, del dios cristiano, o peor, de su versión de un dios cristiano].

A mi la filosofía me interesó en serio cuando leí a Kant. Y no lo entendí, claro [al menos no completamente]; pero el reto ese de comprender el imperativo categórico tuvo un efecto de eco en mi [o efecto dominó, o efecto mariposa, digamos para ejemplificar].

Para entender a Kant era necesario entender primero a Descartes, un poco a Aristóteles y otro poco a otros más. Pero luego Kant me llevó a otros filósofos, los que leo últimamente, digamos, y que también me cuesta entender.

Todo esto viene a colación porque llevo unos días intentando leer "Igualdad y Parcialidad", de Thomas Nagel y antes leí "Si Eres Igualitario, ¿Cómo es que eres tan Rico?", de Gerald Cohen. Según entiendo, ambos libros se planearon [medio por separado, por supuesto, pero en círculos académicos más o menos cercanos] hace unos 10-15 años.

Los dos libros de los dos autores son parte del legado indirecto de John Rawls a la filosofía política. En los tres casos [los dos libros citados y la obra toda de Rawls, pero destacadamente su "Teoría de la Justicia"], el propósito es problematizar las posibilidades éticas de la igualdad en contextos como los de las sociedades contemporáneas.

El libro de Cohen en realidad no se me hizo tan difícil [salvo en párrafos muy contados y específicos], porque es la recopilación de unas conferencias. Pero éste de Tim Nagel, sí. No lo entiendo. Es demasiado para mi. Y me frustra [no tanto como Heidegger, Habermas o el mismo Kant, pero sí me rebasa. Bastante].

Leo y leo, pero no entiendo. Y cuando creo entender, se me escapa pronto el entendimiento y quedo vacío de nuevo. En momentos como éste casi cedo y regreso a las novelas. Pero no, nunca me ha gustado hacer las cosas fáciles por fáciles o porque no queda de otra. Me gusta hacer lo que me gusta, aunque sea difícil y no pueda con ello [y muchas veces es difícil y no puedo con ello].

Hace rato decidí darme dos horas continuas y dedicadas específicamente a entender dos paginitas del libro que desde antier me tienen atorado. Me escapé [a las 14:00 exactamente] a una cafetería de aquí cerca. Sin que nadie me viera, para no ser distraído de ninguna manera.

Abrí el libro y empecé a leer, releer y releer. Y nada. Se me acabaron las dos horas y debí regresar sin éxito. [Ojalá un día pueda regresar a este post y decir que pude comprender el texto].

Esta parte, en concreto, continúa dejándome perplejo:

“¿Qué aporta la norma de rechazo razonable permitido moralmente con la que se somete a contrastación auténtica la legitimidad de un sistema, que sea diferente al rechazo que se basa exclusivamente en una influencia superior y en un interés propio no modificado? Sabemos que la intromisión de un elemento no moral, directamente político, en el proceso de justificación podría evitarse elevando la imparcialidad a una posición de dominio completo; pero afortunadamente ése no es el único camino. Mientras la actitud de imparcialidad, que es la primera consecuencia del punto de vista personal, juega un papel importante para determinar cualquier resultado aceptable también deberá ajustarse de alguna forma al punto de vista personal, buscando principios que reconozcan la importancia de aquellos objetivos en la vida de cada persona, y que determinen cuánto peso se les debe atribuir en general”

Thomas Nagel
Igualdad y Parcialidad

miércoles, junio 20, 2007

Paris, je t’aime ausi

La vi la semana pasada. Supe de ella desde que la estaban filmando, pero no sabía que ya estaba en México.

Ese día el plan era ir al cine con Alina y su “manager” Maricarmen. Afortunadamente mi poca disponibilidad de tiempo hizo que sólo pudiera ir después de las 7 de la tarde y a un cine del Sur.
Qué sorpresa ver que “Paris, Je T’Aime” era la opción a esa hora en ese cine. Lo mejor es que de las dos o tres cosas que sabía de la peli –que eran historias de amor sobre lugares de París (un largometraje a partir de cortometrajes, relacionados por la geografía), que estuvo en Cannes el año pasado, que participaban en el proyecto los hermanos Cohen, la Coixet, Juliette Binoche, la Portman...–, debo decir que en realidad fue mejor de lo que esperaba.

Es una de esas películas que uno se imagina que ve (o que filma, o que alguien debería filmar para uno) a partir de lo mejor que nos gusta en determinada época. Ver, por ejemplo, el estilo ese de las películas francesas, a lo Jeunet y Caro, con actuaciones norteamericanas, inglesas y latinas.

Qué tal, en un par de horas, ver juntas a Leonor Watling, Natalie Portman, Catalina Sandino (María, Llena Eres de Gracia), Juliette Binoche, Maggie Gyllenhaal (La Secretaria), Ludivine Sagnier (Swimming Pool), Fanny Ardant (8 Mujeres, Nathalie, Ridículo), Miranda Richardson (Las Horas), Julie Bataille, Emily Mortimer (Match Point) y Geena Rowlands.

O a Gerard Depardieu, Steve Buscemi, Willem Dafoe, Javier Cámara, Elijah Wood, Rufus Sewell (Hamlet, versión Kenneth Branagh), Nick Nolte, Wes Craven, Ben Gazzara y Barbet Scroeder (director de La Virgen de los Sicarios).
Y bueno, intentar adivinar quién dirigió tal o cual episodio, reconocer estilos o recursos vistos en otras películas, digamos a lo humor negro de Ethan y Joel Cohen, a lo trágico que se ve venir y no se puede evitar de Isabel Coixet, a lo cotidiano e inesperado de Alfonso Cuarón, a la rapidez de lo posible de Tom Tykwer, a los personajes bien recordables de Gus Van Sant, a los guiños graciosos que Claudie Ossard da a sus producciones.

No quería que acabara y cuando acabó quería volver a verla. Ya iré de nuevo, porque no identifiqué cuándo salió la Watling, pero ya sé en qué parte buscarla. Claro, debí saber que en el segmento donde Javier Cámara la hace de doctor, el único segmento que adiviné quién dirigió: la catalana Isabel Coixet.

Por último la musiquita, tan francesa y tan de cine. Ya conseguí las cancioncitas en mp3 y no dejo de oírlas, pero aunque ya las tengo en cuanto pueda me compraré el soundtrack, si es que llega a México, porque seguro vale mucho la pena también.

Les dejo la letrita de la canción de cuna que canta Catalina Sandino, a quien tenía muchas ganas de volver a ver en una peli y fue otra sorpresa encontrarla ahí (cuánto me gusta su voz, su tonito, sus fracesicas colombianas).

Qué Linda Manito
Qué linda manito que tengo yo, qué linda y blanquita que Dios me dio; qué lindos ojitos que tengo yo, qué lindos y negritos que Dios me dio; qué linda boquita que tengo yo, qué linda y rojita que Dios me dio; qué lindas paticas que tengo yo, qué lindas y gorditas que Dios me dio; qué lindas manitos que tengo yo, qué lindas y blanquitas que Dios me dio...


Y aquí el trailer de la peli:



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Y para recordar:


1.- La escena donde un hombre soltero se lamenta de no encontrar el amor y de repente una mujer se desmaya junto a su auto, la sube, espera a que se recupere y no la deja más.

2.- La enseñanza de no mirar a nadie directamente a los ojos mientras uno se encuentre en el metro de París: es de mala educación y los franceses pueden reaccionar de maneras tan extrañas.

3.- La bella mujer inmigrante obligada a dejar todas las tardes a su hijo para ir a trabajar como niñera de un bebé ajeno.

4.- Un hombre determinantemente dispuesto a divorciarse, porque ya no quiere más a su esposa. Pero, antes de su confesión, ella se adelanta y le comenta que tiene una enfermedad terminal y que morirá pronto. Los pocos meses de su agonía sirven para revivir el amor.

5.- Un héroe-cowboy a media noche en las calles de París trae por última vez para una mujer desconsolada a su hijo recién muerto, admirador de las historias de vaqueros.

6.- Un mimo de pies a cabeza y de la mañana a la noche, el primero que vive en un edificio simulado, su condo-mimo, que es el espacio vacío entre dos edificios de verdad.

7.- El hombre mayor que llega tarde a una cita con una mujer joven, se disculpa con ella y uno imagina algún tipo de relación amorosa entre los dos, pero en realidad se trata de algo más tierno de lo que parece.

8.- La bella y famosa actriz, de paso en filmación por un barrio Parísiense, flechada de repente por un insignificante proveedor de drogas para quien ella sólo representa un cliente más.

9.- El joven de color, moribundo en una plaza, que consigue por fin que su amor a primera vista del día anterior le acepte un café que sin embargo nunca puede disfrutar, ni ella, y que explica su trágica y tristísima situación.

10.- La pareja madura, que recrea sus juegos de seducción fingiendo conocerse por primera vez y como por casualidad en un bar de París.

11.- La bella vampiro, enamorada de su posible víctima, de quién decide por amor no beber su sangre (roja como de tinta de comic) y por amor se ve obligada a convertirlo en vampiro para salvarlo.

12.- Óscar Wilde saliendo de su tumba y reconstruyendo un amor que por falta de sensibilidad poética se iba a perder.

13.- El chico ciego, cuya vida se derrumba de pronto por una llamada telefónica de su novia (digamos tan bella como Natalie Portman), a quien conoció mientras ella ensayaba un diálogo para un casting de una obra de teatro y quien ahora, ya triunfante en la actuación, le comunica su decisión de terminar la relación.

14.- La turista norteamericana (qué habla mejor francés que yo), de viaje sola por París, en donde le toca ver el amor, la juventud, la belleza, la felicidad y contrastarla con su situación tan lejana de todo eso. Una turista a quien le toca ver de lejos a París y todo lo que París representa.

lunes, mayo 21, 2007

Mi Crónica del Vive Latino 2007

Para Alexandra Hamilton, que es bien chida
o bacán, como se dice por allá.

Los Preparativos
Compré mis boletos como un mes antes, dos para mi (sábado y domingo) y dos más por si acaso. Nunca falta con quién ir o alguien que no alcanzó boleto, y si no pues me llevaba a mi hermana, que desde hace muchos años es la encargada de llevarme a casa si termino muy lastimado, jeje.

El segundo preparativo era mi playera de Flavio, la compré el año pasado que tocó medio de sorpresa en el
Multiforo Alicia, ese lugar que qué bueno que todavía existe, al que empecé a ir cuando salía de la Prepa y entraba a la Fac, donde tocaba Panteón Rococó sus rolitas demo.

El Vive que ya no es, pero que sigue siendo
Según el programa, el evento empezaba a las 12:45, lo cual quería decir que tenía que llegar al menos una hora antes, más o menos lo que tarda uno de la salida del metro Ciudad Deportiva hasta el Escenario Rojo (principal).

Esta vez mis amigos de siempre no fueron, porque el
Vive ya es caro para muchos y porque los grupos que tocan son más comerciales, algunos todavía de rock, pero de esos que ya se les escucha en estaciones pop.

Antes el
Vive era más experimental (y también más de ese rock-que-no-es-tan-pop), con sus pros y contras: no se reunían 60 mil personas y la organización era pésima (mal sonido, poco coordinados los tiempos para los músicos, poca y mala comida a la venta, seguridad insuficiente), pero en cambio veías en escenarios más grandes a aquellos que sólo encuentras en lugares pequeños, donde los espectadores se cuentan por decenas, no por miles.

Y en los primeros
Vives veías grupos que sólo conocías por una o dos canciones, grupos de España, de Argentina, de Chile. O locales, de esa que se llamó la avanzada regia, por ejemplo. Entonces ibas porque los podías conocer mejor y escuchabas propuestas nuevas o no muy difundidas, además de unos cuantos de los grandes. Ahora el grueso de la gente va por los grandes (que ni tanto) y así como no queriendo están los escenarios chicos o los horarios iniciales para las propuestas nuevas o diferentes.

El rock no tiene la culpa
En mi opinión el
Vive es la oficialización-domesticación de los casi espontáneos y autosuficientes conciertos masivos que proliferaron en México en la década de los 90. Es un festival de música, de rock y lo que se cuele, pero que venda al menos sus 40-50 mil entradas.

Y creo que en las últimas dos
ediciones hubo muchas ausencias, casi casi diría grupos vetados o hasta géneros vetados. No me consta, pero lo supongo. Creo que por esa razón ya no han estado grupos como Guillotina o Panteón Rococó, entre muchos, muchos otros. “Si no tienen disco nuevo no los podemos invitar”, he llegado a escuchar, lo cual yo traduzco en “si no tienen disquera grande que les produzca, no van (porque esas disqueras quieren a los suyos y no quieren a los que no lo son)”.

Pero por otra parte, creo que lo todavía rescatable es la llegada internacional. Porque a esos grupos no se les puede ver tan a menudo; por ellos yo creo que vale la pena seguir yendo, y por las sorpresas, los reencuentros, los palomazos, las versiones cover-homenaje a los ausentes.

Y también por el rock, porque el rock no tiene la culpa.
Zoé no tiene la culpa, ni Fobia, ni Cerati, ni El Tri. Sólo que, digo yo, ellos cualquier semana tocan en el Metropolitan o en el Palacio de los Deportes al precio que quieran. Hay otros que no. Y eso tenía el Vive. Por eso Jumbo o Zoé tocaron en sus respectivos inicios ahí. En las condiciones de hoy pudieron no haber estado. Digo, eso pienso.

Bueno, esa fue mi reflexión personal que no espero que compartan todos. Ya enseguida mi reseña del concierto, de lo poco que me tocó ver por esa maldita desdicha de no ser ubicuo y multiplicarme en los tres escenarios al mismo tiempo.


Réplica
Réplica es el grupo que abrió el Escenario Azul (mediano). El vocalista es Erich Martino, locutor de Reactor, sólo fui a tomar una foto y escuchar una rola, a ver si me convencían. Y sí, pero tampoco tanto. Me recuerdan a Depeche, que me gustaba, pero antes y de a poquito. Pero los oiré más, lo prometo.

Sr Bikini
Luego luego me regresé al Escenario Rojo (grande), abría el
Sr Bikini. Surf movidito. Se puso bueno el baile, hacia calor y me quité la playera y en eso tocaron “Fuera ropa” y pues se puso muy chido la verdad. A ellos son de los que se les ve seguido en el Alicia. Y me gustan porque me gusta el surf. Cuando tengo insomnio me la paso oyendo surf, punk y ska toda la noche. Y claro que pongo rolitas del Sr Bikini.

Veo Muertos
En el Escenario Verde (chico), el segundo grupo fue
Veo Muertos. A ellos sí quería verlos, me gustan harto. Resulta que en el radio había oído varias rolitas de ellos. Un día puse atención para saber quiénes cantaban “Mi hermana golpea a mi madre” y eran ellos. Los busqué en internet y supe que eran los mismos de “Calladitos”, “A mi me gustan los hombres” y “Chica de Pelos” que también me gustaban. Obvio cantaron todas esas. Y lo mejor fue cuando subieron a dos chavas que se levantaron las playeras [y lo todavía más mejor es que tengo fotos, jaja].

Tanke
Luego de
Veo Muertos, siguió Tanke. Los presentó El Golfo, también locutor de Reactor [muy muy culto, en lo que toca a música al menos], a quien luego se le ve comiendo ensaladas en Coyoacán (bueno, yo lo he visto). De Tanke nomás me gustaba una rolita, “Simbiosis”. Y creo que me sigue gustando nomás esa rolita, jaja, pero también seguiré oyendo más de ellos.

Cuarteto de Nos
Fui al Escenario Azul de nuevo. Tocaba El Cuarteto de Nos
. ¡Qué súper sorpresa, la verdad! Ya había oído su conocida “Yendo a la casa de Damián”, de frases así como muy obvias. A muchos no les gustan. A mi sí, más por el acentito “uruguasho”. Pero verlos en vivo y escuchar sus otras canciones fue excelente. Ahora me gustan también sus otras rolitas: “Ya no sé qué hacer conmigo” y “Pobre papá”. Y por la tarde me los encontré ahí paseando y me tomé foto con ellos. Qué chido.

Los Concorde
A
Los Concorde no los pensaba ver, porque no sabía quiénes eran. De hecho los vi por casualidad, después de darme una vuelta rápida por los tres escenarios. Lo que me llamó la atención es ver a Jonás, de Plastilina Mosh, a quien una noche antes encontré caminando por la colonia Roma y por eso lo reconocí de lejos en el Vive. Pensé que estaba en palomazo con alguien, pero no; de hecho nomás oí la última rolita y vi también a Leonardo de Fobia ahí arriba. Ya después (apenas hace unos días) me enteré que ellos son Los Concorde [Mauricio Clavería (La Ley), Leonardo de Lozanne (Fobia), Poncho Toledo (La Lupita) y Jonás (Plastilina Mosh), acompañados de Atto (Atto & The Majestics )] y que era su primera presentación oficial. No puedo decir si me gustaron o no. A ver luego. [Oigan su rolita “Rompecabezas”, suena bien].

La Tremenda Korte
A
La Tremenda Korte los quería ver por tres razones. La primera es que me gustan, también los conozco de los conciertos masivos en CU de la época más zapatista y estuve cuando presentaron su primer disco en el Salón Los Ángeles, allá por Tlatelolco y la Guerrero. La segunda razón es porque fue de lo poco de ska que hubo en el Vive. Y la tercera porque tocaría con ellos Marina de Ita, de Polka Madre, grupo gitano-comodeeuropadeleste-y-casipunk-odigamoscomoiggypop [imagínense a Goran Bregovic o la No Smoking Orchestra pero en versión “pa' pasar el rato porque ellos nunca vienen”] que ojalá un día toquen en un Vive Latino, porque son la neta. Y ya ahí dos sorpresas más: primero salió el Capi, ex de Los Estrambóticos y cantó “La cerveza y el dolor” y luego Flavio Cianciarulo, ex Fabulosos Cádillacs, que no me acuerdo cuál tocó, porque en sus tantas apariciones cantó al menos ocho canciones de su exbanda que tantos y tantos queremos volver a ver.

Flavio Mandinga Project
En el mismo Escenario Azul tocó
Flavio. Muchos esperábamos que saliera de repente Vicentico, pero no. Lo más que pasó es que se acordó de él y le dedicó una canción de los Cadillacs, creo que Matador. Flavio fue también lo mejor del Vive [de hecho es lo mejor que queda de esa generación de los 80-90]. De él sólo puedo decir dos cosas más, que creo muchos podrán respaldar mejor que yo: es un “loco” generoso y un músico honesto. Si los Fabulosos siguen tan presentes yo creo que es por él, más que por Vicentico. Y Flavio siempre habla bien de sus excompañeros, hasta en sus nuevas canciones, como “1985”. De su generosidad qué más evidencia que el apoyo que le da a nuevas bandas, no sólo argentinas, sino mexicanas también. Y es que quiere tanto a nuestro país, que hasta su esposa es mexicana. Es un tipazo el Sr Flavio, qué lastima que no le conozca más, sería todo un honor. Además de las canciones “fabulosas” que todos se sabían, pero que tocó en su versión mandinga, cantó suyas “La Penita”, “Agujeros” y “Voy en llamas” y le acompañaba, como en su última visita, Matías Brunel, de Papas Ni Pidamos, a quienes también ojalá un día los veamos en un Vive Latino, o en el Alicia, de menos.

El Tri
Terminando
Flavio estuve paseando por la zona de disqueras y puestos del Chopo y luego regresé al Escenario Rojo. Estaba El Tri. Nomás los vi de lejos, ya estaban terminando de hecho, pero alcancé a oir “Las piedras rodantes”, tomé una foto y regresé a los otros escenarios a ver qué había.

Gustavo Cerati
Una hora después, de nuevo en el escenario principal, alcancé a ver a
Gustavo Cerati. Llenísimo el Foro Sol a esa hora, ya oscureciendo, pasadas las 8 de la noche. Quise ir hasta adelante a tomar fotos, pero no se podía, así que mejor me salí. Por ahí andaba a esa hora el Sr González, que tocó con Monocordio un par de horas antes, a quienes desafortunadamente no alcancé a ver. El Sr González [ex Botellita de Jerez, pero mucho más que eso, como tantos músicos saben], también roquero honesto como el que más y muy muy generoso, abrió su mochila y me regaló el disco de su más reciente proyecto, “El Grao”. Ya tenía sus rolitas, porque también las regala por internet, pero qué chido tener el disco de sus propias manos.

Transmetal
Ya en las últimas horas del sábado, pasé al Escenario Verde. Alcancé a ver por unos minutos a
Transmetal, banda mexicana que pues obvio toca metal y que qué bueno que estuvo en el Vive, aunque no los oigo mucho ni nunca los veo en vivo.

Rata Blanca
Y es que fui a ese escenario porque quería ver a
Rata Blanca, dobles sobrevivientes por ser un grupo de tantos años de trayectoria y por ser metaleros en una época donde ese género no tiene tanta difusión. Muy bien por los greñudos argentinos y muy bien también por el público que los fue a ver, que eso tienen los metaleros: no son muchos, pero siempre están presentes con sus bandas; si ese mismo día hubieran tocado en otro lado de la ciudad los habrían ido a ver hasta allá, en vez de ir al Vive. Dicho de otro modo, los que estaban ahí no fueron al Vive, fueron a ver a Rata Blanca.

Desorden Público
No me pude quedar al cierre de
Rata Blanca en el Escenario Verde, porque pronto empezaría en el Rojo el Desorden Público. Siempre es un conciertazo el que dan estos venezolanos y no fue la excepción esta vez. Aunque ya mucha gente se iba del Foro Sol a esa hora [casi las 10 de la noche], otro tanto se quedó a escuchar el “Allá cayó, allá cayó allá cayó allá cayó”, “Canto popular de la vida y muerte”, “Latex, a pesar del latex” o el “Cyber revolucionario” y a ver sus mensajes de “Paz” y “No más guerra” proyectados al fondo del escenario. También ellos invitaron a Flavio a cantar y los pocos-pero-todavía-muchos que quedábamos nos volvimos a prender con “Mal bicho”. Buen cierre del primer día de Vive Latino mexicano, octava edición.

La Salida
El domingo, ya pasada la una de la mañana, llegué a mi casa, caminando. No fui el único, claro; de hecho, muy cerca de mi casa, vi a tres o cuatro chavos buscando un hotel dónde pasar la noche, supongo que venían de muy lejos, quizá ni eran del DF. Así pasa siempre en el Vive, no hay manera de encontrar transporte público y menos barato. Del Foro Sol a mi casa son como 5 minutos en coche, unos 6-7 kilómetros aproximadamente. En taxi, un día normal, me cobran 30 pesos (3 dólares), pero ese día el único que encontré libre quería 300 pesos (30 dólares). Y pues no.

Jessy Bulbo
El segundo día de
Vive Latino lo abrió Jessy Bulbo, en el Escenario Azul. Llegué casi al final, pero sí alcancé a tomar unas fotitos y cantar “Maldito”, “Mala respuesta” y “El sexo sin amor”. Me cuesta trabajo verla sin las Ultrasónicas, pero ya menos. También me gusta lo que toca ahora, igual muy de garage. Por la tarde también me pude tomar una fotito con ella. Qué bien que le vaya bien, cada vez más, porque sí se la ha rifado estos años.

Fenómeno Fuzz
Los
Fenómeno Fuzz abrían por su parte el Escenario Rojo, a la 1 de la tarde. Surf de mascaritas, con bailes de piernas, brazos y manos aleteantes. Muy tribal el ambiente: le bailas, le empujas, le saltas encima a los de adelante, le ayudas a pararse a los que caen, te ayudan a ti, pero igual te golpean y te caen encima; le corres con todos juntos hacia delante, hacia atrás, en licuadora. Y le cantas: “Yo quiero ser un beach boy”.

San Pascualito Rey
A los terceros que vi el domingo fue a
San Pascualito Rey, en el Escenario Azul. Me pasa con ellos que su música me gusta, pero si los oigo mucho me deprimo. Por eso no he comprado música de ellos, pero la verdad que sí son muy buenos. Y para variar, le pidieron palomazo también a Flavio Cianciarulo y tocaron con él “Vasos vacíos”, versión-muy-sufrida-sanpascualita. Y bueno, así en vivo, ni tan triste el asunto, me gustaron tanto que ahora sí me animé a añadirlos a mi myspace. “Lo siento soy yo, lo siento soy yo, hoy no es mi día”; “Esto es morir, sólo un poco, cerrar los ojos y aventarte lejos, esto es morir”. ¡Ay, cómo sufro, maldito yo, de veras!

Jumbo
Durante mucho tiempo
Jumbo fue uno de mis grupos favoritos, desde el “Restaurant”. Combinaban canciones muy roqueras, como “Monotransistor” o más adelante “Motocicleta”, con las casi nostálgicas pero también roqueras y de muy buena letra “Fotografía”, “Aquí” o “Siento Qué”. Y sus presentaciones en vivo siempre fueron memorables, con los vuelos de Eddy hacia el público y Castillo contando minianécdotas entre canción y canción. Pero el grupo se separó. Jumbo sigue, pero en lo personal yo sí creo que no es igual. De todas formas los fui a ver al Escenario Rojo, a recordar esos primeros toquines donde éramos unos cuantos cantando “Explosión” o “Automático”, lo mismo que “Hoy” o “Cada vez que me voy”.

Chetes
Después de
Jumbo siguió Chetes en el mismo escenario. Sí me laten sus rolas, pero igual prefería mucho más a Zurdok, y más todavía al inicial Zurdok Movimento. El “Gallito Inglés” o “Platique con mi pistola” eran de lo que más me gustaba en esa época donde casi todos los grupos que oía resultaban ser de Monterrey. Y lo nuevo de Chetes como que nada qué ver. Buenas canciones, sí, pero como si fueran de otra persona y no de quien gritara a todo pulmón “vamos a platicar, si usted tiene algún problema, platique con mi pistola”.

Bengala
Luego de andar un rato por los stands, regresé al Escenario Azul. Quería ver al
Sargento García, pero ya no los alcancé. Seguía Bengala y luego los Liquits. De Bengala no había oído más que una o dos canciones y me quedé por ver qué tal, pero también por alcanzar lugar hasta adelante, con los Liquits. Lo sobresaliente aquí fue que por ahí en la carpa de músicos se alcanzaba a ver a Meme, de Café Tacvba, viéndolos. Y ya.

Liquits
Para cuando empezó
Liquits ya estaba instalado hasta adelante. No los había visto en vivo, aunque me gustaban sus canciones desde que los oí con Kurasaibo en la película “Todo el poder”. También me gustan bastante y los quería ver en este Vive; más por su más reciente sencillo, “Te comes lo que dices”, que es del tipo de música que me gusta: fuerte, roquera, medio agresiva, como desparpajada y rara. Siempre me ha gustado la música rara, bien diferenciada de las demás. “Mi patito de hule” o “Chicharos Mágicos” serán lo que sean pero no son como cualquier otra canción que se escuche en la radio. La verdad.

Ely Guerra
Mientras, en el Escenario Rojo, empezaba la muy querida siempre
Ely Guerra. No me tocó verlo, pero luego me enteré que en cierto momento todos sus músicos se rompieron la ropa, a la altura del pecho, como en solidaridad por ese otro Vive Latino donde por descuido dejó al descubierto uno de sus senos por muchos-varios-pero-tan-breves segundos y siguió tocando. A Ely una vez la vi en el cine, en la última función con casi nada de gente, allá por Gran Sur y sí es muy guapa, ciertamente. Esta vez la anécdota fue que rompió la guitarra como cierre de su participación. Y todos aplaudieron y gritaron. Y todos aplaudimos y gritamos. No necesita de sensuales accidentes para llamar la atención y llenar el escenario principal del Vive Latino. La fuimos a ver porque sabe estar a la altura de ese evento. Y por eso se le respeta. Y se le quiere por eso.

Volován
Después de
Ely seguía Kinky pero aún tenía unos 20 minutos para ir a ver a Lucybell en el Escenario Azul o a Volován en el Verde. Me gusta más Lucybell, pero seguro estaba llenísimo y además hubiera tardado más en regresar al Rojo, así que fui con Volován. Oí tres o cuatro canciones, las que me sabía, tomé unas fotos igual que con cada grupo que veía y me regresé al escenario principal, de donde ya no me moví.

Kinky
Kinky tampoco es que me guste mucho, pero quería alcanzar buen lugar hasta adelante, para ver a Zoé, Café Tacvba y Los Amigos Invisibles, que cerrarían todo el festival. Quería ver también a las bandas de los otros escenarios, pero fue imposible. Allá adelante, con miles de personas empujándome y una valla de metal enfrente como contención, era imposible moverse. Sólo salían los desmayados, algunos niños, mujeres casi asfixiadas y los voladores que pasaban encima. Además, me costó tanto llegar hasta ese lugar, que mejor no me moví. Total, se podían tomar buenas fotos desde ahí. En un Vive anterior vi a Kinky, sólo que en el escenario más pequeño. De lo que recuerdo es que había de público muchas chavitas así bien bonitas y dos o tres de ellas, en diferentes lugares, se levantaron la blusa y se quitaron el sostén para aventárselos, pero esta vez no vi nada de eso. De verás que el Vive es cada vez más fresa; de qué sirve que vayan más güeritas, si son de las que quieren sus conciertos tipo Auditorio Nacional, bien espaciaditos y ordenados.

Zoé
Y tanta gente ahí empujando, tantas chavitas fresas queriendo estar hasta adelante, en realidad lo que querían era ver a
Zoé. Qué cosas, de verdad; esas mismas canciones que unos años antes escuché me parece que en el Circo Volador, con bien poquita gente, ahora ponen a medio Foro Sol concentrado en corear “En tu planeta me quedé... pero mi nave se averió... love, love, love” y en prender las luces de teléfonos celulares, luces blancas y azules, tan vistosas en esa última noche de Vive Latino mexicano.

Café Tacvba
Terminó
Zoé y las chavitas esas fresas se fueron. Y llegó Café Tacvba, los mismos que en otro Vive Latino regresaban después de cierta pausa musical, los mismos que cubrieron tantas ausencias de esa edición pasada dedicando varios minutos a un collage de covers. Café Tacvba le debe tanto al Vive Latino como el Vive Latino le debe a Café Tacvba. No es que se necesiten el uno al otro, pero juntos son memorables. Y volvió a pasar en este octavo festival de rock hispano. Qué show, qué luces de colores, qué canciones de ese lado del escenario; qué coros, qué bailes, que sincronizada memoria colectiva de este lado del público: “Eres, lo que más quiero en este mundo, eso eres”. Y para continuar con las apariciones, sale de nuevo León, de Zoé, y toca con ellos. Porque eso también es el Vive Latino: músicos que se suman a los músicos. “Nos toca a nosotros, pero sería chido si te tocas una rolita con nosotros” o “les toca a ustedes, pero déjenme acompañarlos en esa rolita”. Y por eso vale la pena ir al Vive, por la convivencia de los dos lados, de los múltiples lados. Un subgénero de rock seguido de otro subgénero de rock, un grupo sudamericano enseguida de otro mexicano, una canción que todo mundo se sabe seguida de otra que apenas se presenta en público y que ni siquiera tiene nombre todavía, un grupo de músicos cuarentones, de esos que empezaron en el LUCC [“La Última Carcajada de la Cumbancha”], o todavía antes [Avándaro, por ejemplo], seguido del nuevo grupo que apenas va a grabar sus primeras canciones. Así es con Café Tacvba, que captan perfecto la esencia del Vive Latino: tocar como una forma de compartir.

Los Amigos Invisibles
En cierta forma el
Vive se cerró con Café Tacvba. Terminaron y la mayoría de la gente se fue. Ya pasaban de las 10 de la noche y la jornada había sido intensa; más para los que era su segundo día de rock, como en mi caso, acumulando en dos días más de 24 horas de música y baile Pero aún faltaba el cierre oficial. Ahora sí la última banda de la noche, del festival anual. Los Amigos Invisibles salieron y luego luego nos pusieron a movernos otra vez. Y más cuando sale Rubénalbarrán-G3-Gallogaz-Ñru-Anónimo-Sizu y canta con ellos. Y casi enseguida la chiquita Natalia Lafourcade, que sabe lo difícil que es estar frente a ese público que así como le baila y le canta a tus canciones, te puede aventar botellas o cartones, chiflarte, insultarte y al final bajarte sin terminar de cantar. Pero esta vez eso no le pasó. La vimos muy atentos bailar de trenecito el Cuchi Cuchi, con esos amigos más visibles, que al terminar de cantar terminaban también por este año la celebración anual del rock en México. Ya podíamos ir a descansar. La ruidosa misa había terminado.

Los que no vi
Y me quedé con ganas de ver a tantos más. El sábado no pude ver ni a
División Minúscula, ni a Fobia, ni a Six Million Dollar Weirdo. Tampoco a Gondwana, Pastilla [a ellos sí los alcancé a oir desde lejos, pero no los vi bien], Los Odio, Devendra Banhart, Monocordio o el Columpio Asesino. Y del domingo no vi a los Magic Numbers, que dicen que tocan chido, pero más lamentable fue no ver a La Gusana Ciega, Cuca, The Locos o Los Piojos. Ni modos.

Eso fue todo, para que los que no fueron se den una idea de lo que hubo y para que quienes sí fueron lo recréen de nuevo. He buscado en internet qué se dijo del
Vive y no encontré una buena reseña, por eso ésta que es la mía y qué me consta en cada detalle. Si alguien lo leyó completo, gracias. Y si alguien me deja comentarios más gracias. También si quieren vean las fotos. Tomé muchas, más de 500, pero he subido las más representativas, que son poco más de 100. A ver qué les parecen.

Vale.





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Videos VL07

Algunos videos del Vive Latino 2007, Foro Sol, Ciudad de México, Mayo 5 y 6.


Ely Guerra - Ojos Claros, Labios Rosas


Ely Guerra - Mas Bonita que Tú


Ely Guerra – cuando rompe la guitarra


Jumbo - Fotografía


Jumbo - Aquí


Jumbo - Rockstar


Jessy Bulbo – El Sexo Sin Amor

Jessy Bulbo - Maldito



Jessy Bulbo – Mala Respuesta


San Pascualit Rey – Flavio Cianciarulo – Vasos Vacíos




Liquits – Te Comes Lo Que Dices


Café Tacvba – Déjate Caer


Café Tacvba – Canción Nueva Sin Nombre


Fenómeno Fuzz – Beach Boy


Bailando con el Fenómeno Fuzz


Sr Bikini


La Tremenda Korte – Capi – La Cerveza y el Dolor - Tres Patines


Monocordio – La Hora del Tiempo


Zoé – Vía Láctea


Zoé - Love


Chetes – Abre los Ojos


Chetes - Completamente


Veo Muertos – Mi Hermana Golpea A Mi Madre


El Tri – Las Piedras Rodantes


Cuarteto de Nos – Yendo a la Casa de Damián


Pastilla - Comezón


Pastilla – Amor Metal


Los Amigos Invisibles – El Disco Anlal


Desorden Público – Canto Popular de la Vida y Muerte


Desorden Público –Allá Cayó


Desorden Público – Flavio Cianciarulo –Mal Bicho


The Locos


Los Concorde


Saltos en el Vive con Kinky


Fuego en el Vive


El Monitas


Esto no lo vi

martes, mayo 01, 2007

Camaleón Porteño

Continuando con el post anterior, el de las palabras apadrinadas, resulta que el día ese que fue del Libro [no sólo de España, como suponía, sino internacional, como bien me corrigieron varios amigos y amigas] la Escuela de Escritores de Madrid organizó un concurso de microrrelatos basados en las palabras más apadrinadas.

Hace muchos, pero muchos años, que no intentaba hacer un cuento. Es que soy muy malo para eso de la inventiva. Y lo sigo siendo, pero antes era evidente a la primera, ni cómo disimularlo y por eso lo dejé. Si tenía pensado dedicarme a las Ciencias Sociales, para qué caminar al fracaso literario así como así.

Fue lo mejor para todos, no me arrepiento. Realmente la literatura nunca me apasionó como para mi vida. Me apasiona como expectador, como público lector, pero como creador no.

Una vez (¿1994-1995?), alguien [el maestro Jaime], me ofreció una beca que le daban para estudiar en la Sogem (Sociedad General de Escritores de México). No la acepté porque hubiera sido un desperdicio. Alguien más la aprovechó, según recuerdo, con más talento y pasión para las artes que yo.

El caso es que el día ese del libro, en la paginita de palabras apadrinadas, el concurso invitaba a intentarlo. Y lo intenté. Más por las condiciones que establecían que por otra cosa. Las reglas eran, básicamente, usar al menos una de las 10 palabras más apadrinadas, el relato no debería tener más de 600 caracteres y el plazo de recepción de propuestas vencía a las 23 horas de ese mismo día [hora de España].

Yo leía estas minibases del miniconcurso, en México, a eso de las 14-15 horas del DF. Y como no queriendo le di una nueva vista a las 10 palabritas, me leí lo que sus "padrinos" habían escrito sobre ellas, así como el significado que les daba la Real Academia de la Lengua, abrí una hoja de Word y empecé a escribir como para ver qué salía.

Como 40 minutos después, cerca de las 16 horas, terminé un textito [recuerdo que de la palabra "texto" decía René Avilés Fabila que eran esas cosas que uno redacta y que no se sabe bien a bien qué cosas son: medio cuento, medio poema en prosa, medio crónica, medio... más bien no son nada decentemente leíble y es mejor llamarlos "textos"].

El texto que escribí, según la función de "contar palabras" de Word, tenía exactos 600 caracteres. Regresé a la paginita del concurso, llené mis datos (nombre y correo) y copié y pegué mi cuento en la casilla del mensaje, sólo que éste quedó cortado automáticamente antes del final, ya que el formulario tenía programada la instrucción de no recibir más de los caracteres establecidos.

Regresé al Word y volví a contar. Decía "600 caracteres sin espacios"; vi entonces que había otra opción, la de "contar caracteres con espacios", la seleccioné y caí en la cuenta de que mi cuentito realmente era de 700 caracteres.

Lo iba a dejar por la paz, pero qué caray ya estaba entrado con mi minihistoria que usaba palabras extrañas. Mi cuento de 700 caracteres tenía que quedar de 600 a como diera lugar. Y prontito, porque en una de esas me cerraban el concurso por la diferencia horaria.

Al final quedó de la extensión debida, más o menos respetando al texto original. Volví a intentar mandarlo y lo mandé. Eran las 16 horas, minutos más a lo mejor. Ahora tenía qué investigar eso de la diferencia horaria, nomás para saber. Cuando lo averigüé supe que si en el DF son las 16 horas, en Madrid son las 23. Osea que apenas pude enviar mi cuento. Y a lo mejor hasta llegó fuera de tiempo, pero ni modos.

El ganador se dará a conocer el lunes 7 de mayo y el premio es algo así como una beca para estudiar un cursito ahí en la Escuela de Escritores de Madrid. Obvio, no creo ganar, ni fue mi intención en ningún momento, porque de entrada Madrid me queda lejos y para terminar ya antes le había huido a esas cosas de la narrativa.

Ahora lo transcribo aquí. Por varias razones:
1.- no me gusta escribir nomás pa' mi;
2.- este blog se trata de eso, de poner mis "textos";
3.- es mi intento literario más reciente, después de varios años [y no lo volveré a intentar en otros tantos];
4.- lo escribí así de rápido, como no queriendo;
5.- es un homenaje a cuatro de las palabritas que más votó la gente: bochinche, gaznápiro, zaguán y escuchar;
6.- me gustaría que me ayudaran a decidir cuál de las dos versiones [la de 700 ó la de 600 caracteres] es mejor [ya, ya, quise decir menor peor]

Estas son las dos versiones del cuentito; primero la corta (podada), luego la larga (sin podar):

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Camaleón Porteño
El Bochinche era un bar argentino, de esos que allá les dicen boliches. Iban minas lindas, como Leonor, flaquitas. Pero también gaznápiros como Carlos, un tío camaleón más que alguien decente. Engañaba a las personas y la engañó a ella. Mirándola desde el zaguán, la encontró sentada y sola. Le habló, pero más que hablarle la escuchó. Escuchar era lo que Leonor necesitaba y por eso cayó. En realidad no le importaban nadita las historias tristes de su vida. Carlos lo que quería era desvestirla en la noche. Desabrocharle el vestido verde de botones. Con sólo escucharla lo logró.

Camaleón Porteño
“El Bochinche” era un bar de Buenos Aires. A los bares allá les dicen boliches y era entonces un boliche porteño. Iban chicas lindas, como Leonor, flaquitas. Pero también gaznápiros como Carlos, un pibe camaleón más que un tío decente. Engañaba a las personas y la engañó a ella. Ahí, en “El Bochinche”, la encontró sentada y sola –él mirándola desde el zaguán-. Le habló, pero más que hablarle la escuchó. Escuchar era lo que Leonor no había encontrado en un hombre y por eso cayó con facilidad. En realidad a él no le importaba nadita quién era ella o las historias tristes de su vida. Carlos lo que quería era desvestirla por la noche. Desabrocharle el vestido verde de botones. Con sólo escucharla lo logró.


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