Comienzo este registro cotidiano reconociendo que este año es un desierto, no sé si un desierto de arena o un desierto de nieve, pero en definitiva no hay vida a mi alrededor.
Sin tiempo para mi, ni para mis amigos, sólo me queda llegar al fin de este recorrido que tanto prometía y que en tan poco se realizó.
En 2005 confío en tener más cosas que contar.
Carlos en el desierto.
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