miércoles, noviembre 01, 2006

De Celebraciones y Otros Festejos (Volver con los Amigos)

Mañana es mi cumple.

El plan consiste en tres cosas: una, ver la nueva película de
Almodóvar, “Volver”, en la que, según dicen, regresa al buen cine después de “La Mala Educación” –que en lo personal no vi porque ni siquiera se me antojó–.

Dos, ver la puesta en escena de “Festen” o “La Celebración”, cuya producción original de Thomas Vinterberg es conocida como la película Dogma Número 1. Será interesante ver actuada en vivo una historia que, aunque filmada, ya de por sí era casi como verla en vivo, precisamente por los requisitos del movimiento encabezado por el propio Vinterberg y Lars Von Trier.

Mejor regalo no puedo tener. El cine español que me ha acompañado desde siempre, con Almodóvar encabezándolo y una representación en teatro del verdadero “Nuevo Cine” que existe hoy en día, el que realmente me entusiasma y me recuerda que algunas cosas valen la pena –como ser un testarudo que “entra cuando todo mundo va de salida”, como alguna vez alguien dijo de mi–. A ver qué tal.

Y la parte tres del plan del 2 de noviembre es estar con mis amigos: los más posibles, el mayor tiempo posible. Como siempre se dificulta verlos, por la fecha, esta vez empecé desde antes y pienso terminar mucho después del propio jueves.

La idea era hacer algo cada día y así lo he hecho desde la semana pasada. Ya he visto a Briz, a Marcela, a Erika, a Ariadna, a Mauricio, he ido al cine, a caminar, a un concierto, a tomar café, he escuchado música, me mojé bajo la lluvia, compré algunas películas, leí un libro, he hablado o chateado con varias personas de las cuáles hace tiempo no sabía nada. En fin, he estado bastante a gusto desde la semana pasada.

Pues bien, a quien quiera y pueda lo espero este jueves, a las
16:00 horas en la Cineteca y a las 19:30 horas en el Centro Cultural Helénico. A quien no pueda, pero aún quiera verme, pienso estar al menos otra semana más pasándola bien. Ya luego tendré que regresar a los problemas y preocupaciones de los últimos meses... Pero por ahora no.

martes, octubre 31, 2006

Matando El Tiempo II

Respondiendo a una petición, ahora va el mismo cuestionario de la semana pasada, ahora con temas de Joaquín Sabina... nomás por el gusto de tenerlo en común con Manelich.

¿Eres hombre o mujer?
“El Hombre del Traje Gris”

Descríbete:
“El Joven Aprendiz de Pintor”

¿Qué siente la gente cerca de ti?
Unos “Delirium Tremens”, los demás “Peligro de Incendio”

¿Cómo te sientes?
Hoy “Rap del Optimista” a veces “Calle Melancolía”, hace unas semanas “Llueve Sobre Mojado”

¿Cómo describirías tu anterior relación sentimental?
“Es Mentira”, “Negra Noche” y “Eclipse de Mar”, “Resumiendo”: “Mujeres Fatal”

Describe tu actual relación sentimental:
Sin “Princesa”, “Por el Bulevar de los Sueños Rotos”

¿Dónde quisieras estar ahora?
“Pongamos Que Hablo de Madrid”

¿Cómo eres respecto al amor?
Del club de los “Conductores Suicidas”, necesitado de “Pastillas Para No Soñar”

¿Cómo es tu vida?
“Juegos de Azar”

¿Qué pedirías si tuvieras sólo un deseo?
De entre todas las vidas yo escojo “La del Pirata Cojo”

Escribe una cita o frase famosa:
“¿Quién Me Ha Robado el Mes de Abril?”

Ahora despídete:
“Corre Dijo la Tortuga”, “Pisa el Acelerador”



Ya, está entretenido esto.

martes, octubre 24, 2006

Matando El Tiempo

De nuevo estoy copiándole a Carimy, esta vez contestando un cuestionario con títulos de canciones de un mismo grupo o cantante. Ella escogió a Santa Sabina, yo a Jarabe de Palo.


Eres hombre o mujer?
"Quiero Ser Poeta", pero soy un "Perro Apaleao"

Descríbete:
Soy "Dueño de mi Silencio", tengo "Cara de Azul", pero no soy "Bonito", aunque más bien "No Suelo Compararme"

Qué siente la gente cerca de ti?
"Emociones", "Como Peces en el Agua"

Cómo te sientes?
"Depende", unas veces "Agustito con la Vida" y otras "Completo Incompleto"

Cómo describirías tu anterior relación sentimental?
"Realidad o Sueño"

Describe tu actual relación sentimental:
Pues "Aún No Me Toca", últimamente "No Sé Estar Enamorado", espero que a su "Tiempo" llegue "La Flaca"

Dónde quisieras estar ahora?
En un "Viaje Para Locos", "Camino" a "La Plaza de las Palmeras" o "De Vuelta y Vuelta" en "El Bosque de Palo"

Cómo eres respecto al amor?
"Te Miro y Tiemblo" y pongo "Mi Mundo En Tu Mano"

Cómo es tu vida?
"Ying Yang", sólo "Vive y Deja Vivir"

Qué pedirías si tuvieras sólo un deseo?
"La Luz de Tu Corazón"

Escribe una cita o frase famosa:
"En lo Puro No Hay Futuro"

Ahora despídete:
"Vuela", "Adiós", "Qué Bueno, Qué Bueno" que han pasado por "Mi Diario Personal", nos vemos luego en "El Café de la Morena"

Fin

Hey, esto me puso de buenas!! Hoy tendrá que ser un día de música jarabesca. Por cierto, gracias a los que se han preocupado por mí. Por aquí sigo, ya casi termina octubre.

miércoles, octubre 04, 2006

El chileno otra vez, el pesado tren y el café de viejitos de Bucareli

Hoy no debería estar triste, pero estoy triste.

Ni la música entra en mis oídos, ni el trabajo atrasado me obliga a no pensar en mí, en lo que pasa, en lo que sigue pasando y no termina de pasar.

Como las vías de un tren, que presienten los vagones antes de que siquiera se acerquen, los resisten a su paso y aún cuando han terminado de cruzar por encima suyo, siguen temblando pero resistiendo. En mi caso, el tren está a mitad de paso y no termina de estar encima mío.

Pero hoy no había razón para entristecerse. En la mañana no estaba así. Ni ayer, siquiera.

Fue así, de repente, me empecé a sentir gris nublado. Puse música: rock, punk y surf, pero nada, hoy no la soporto.

Resulta que ando leyendo a Roberto Bolaño, nuevamente. Muy entretenidos sus cuentos de “Putas Asesinas”, con varias frases estupendas. Ayer pensaba en escribir en el blog sobre esas frases, pensaba que así podría actualizar el blog por una parte y por la otra escribir algo impersonal. Además, ayer no andaba ni triste ni desanimado.

Hoy, por hacer algo, volví a buscar a Bolaño en internet. Leí un textito de
Juan Villoro y otro de su amigo Antoni García Porta: “Ha muerto un amigo. Para ustedes ha muerto uno de los grandes de la literatura, pero para mí se ha ido uno de los mejores amigos que he tenido. Un amigo de cafés, de tés y de cigarrillos, de ratos muertos, de silencios y de largas conversaciones, de sobreentendidos y de llamadas telefónicas”.

En realidad este último párrafo fue el que terminó de entristecerme. Ya lo había dicho antes, a Bolaño no lo conocí antes de su muerte, hace unos tres años, pero es como si sí lo hubiera conocido y como si apenas el día de hoy me hubiera enterado de su muerte y sintiera su ausencia con mucho pesar.

Tengo ganas de ir al café “La Habana”, del que tanto habla en el libro que leo. Curioso, nunca frecuente realmente ese lugar. En la secu, ya había oído hablar de él, que iban puros escritores y que era muy buen café el de ahí. En la prepa ya pude visitarlo, pero no vi realmente a nadie conocido.

El café sí era bueno, pero había puro viejito y a los 18 años no muchas amistades se sentían a gusto en un lugar así, por eso iba solo la mayoría de las veces. Me tomaba un capuchino y estaba atento de la gente que entraba y salía. No me gustaba ir por la noche, más que nada por la zona, así que llegaba entre las 5 y las 6, me quedaba una hora cuando mucho y luego me iba caminando a la colonia Roma, que sí me parecía más nocturna.

Aún ahora llego a ir a caminar a la Roma, de vez en cuando, pero a Bucareli no. Iré un día de estos, a ver qué pasa. Capaz que los viejitos ya no me parecen tan viejitos y a lo mejor ahora sí me encuentro a algún conocido. A Bolaño ya no, ni modos.

jueves, septiembre 14, 2006

Que se termine septiembre (y de una vez octubre)

Chales, resulta que nunca hago planes y cuando los hago no me salen.

Espero
que la espera
se termine
pronto
ya
...

Eso de "renacer" (porque eso me pasa cuando un problema grande me tira y después logro reponerme) en realidad nunca me había desagradado demasiado. Pero ahora sí me desespera la transición.

En fin, algo bueno tendrá que resultar de este momento tan largo y doloroso (eso deseo).

Ya. Menos mal que no mucha gente se asoma por aquí. Quisiera contar más, pero también quiero olvidar y si empiezo a contar será más difícil olvidar.

Ya no diré más, sólo que el siguiente post tendrá que ser más optimista. Se puede hablar de películas o de conciertos o hacer una lista de las 10 cosas más intrascendentes que se me ocurran.

No, hoy no es mi día. De plano. Penosas incoherencias las que escribo.

Adiós lector anónimo (sí, tienes razón, hay cosas mejores en otros blogs, mejor regresa luego).

¡Qué patético que estoy!

miércoles, agosto 30, 2006

Teresa

Lo siguiente es un texto de hace como tres años. Lo encontré en una libreta de entonces y en estos días lo pasé en limpio en Word. Desde entonces pensé subirlo, pero se me olvidó o no tuve tiempo.
Nada, que ya lo superé, pero al releerlo me acordé de esos días con una sonrisa.
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Teresa

I
¿Cómo me siento? Como si estuviera en una isla, como si hubiera naufragado y en estos momentos me encontrara en la playa, a la orilla, con mucho frío y dolor de cabeza; con la ropa mojada, sin zapatos, sin ninguna pertenencia.

No tengo claro si amanece o anochece, pero a mi alrededor todo parece tranquilo. Y sin embargo no me siento a gusto. Se supone que me salvé de un naufragio y que llegué a lugar seguro, que no hay tormentas ni riesgo de morir ahogado en medio del mar.

–––––
Ahora siento dolor y ya no quiero continuar la metáfora de la isla. Ahora me siento como en el fondo de una caverna. No hay mucha luz y es difícil saber si el camino, o mejor dicho los caminos, llevan a la salida o hacia un lugar más profundo de la cueva.

Cada paso es una decisión y cada bifurcación una alternativa, no necesariamente la mejor. De todas formas no hay manera de saberlo, no queda sino seguir caminando y tratar de no pensar en lo que pudo haber en los otros caminos. A lo lejos se ve una luz, pero bajo tierra también pueden existir los espejismos.

–––––
No he dormido y quién sabe cuándo vuelva a hacerlo; pero no hace falta, excepto porque me siento cansado. En la soledad, pensar es casi como soñar, o más peligroso inclusive. Primero parece como si todo estuviera más claro, hasta que te das cuenta de que no es así, de que todo es confuso, de que las reglas del juego no se respetan o en todo caso no te favorecen.

El cansancio que tengo es físico, pero por el desvelo y por no saber dónde me encuentro mis sentidos permanecen en estado de alerta. Mi mente se acelera, piensa mucho, muchas veces, tantas cosas, demasiado. Gira como si le pagaran horas extra, a destajo maquila pensamientos, los cose como pedazos de tela.

–––––
En dos semanas un naufragio, un encierro en la cueva, unas cuantas horas de descanso y el cerebro a todo vapor.

II
Extraño a Tere. En dos semanas descubrí que pienso mucho en ella. Ahora no la voy a ver y cada vez irá desapareciendo su huella. Lo doloroso es que apenas me di cuenta, que me di cuenta en el momento en que el barco zarpaba. Tal vez no es así. Tal vez lo doloroso es que el barco zarpa y que no hubo un amor en ese puerto, que hace tantos puertos no hay un amor. A lo mejor es eso, que Tere era lo que más se acercaba a inspirarme un enamoramiento y ahora que no tengo de quién despedirme quisiera imaginarme que de ella lo pude haber hecho.

De todas formas, el resultado es el mismo. El dolor existe, ya está y algo lo provoca. Si ya estaba enamorado de Tere, qué estúpido es darme cuenta hasta ahora. Si no lo estaba, qué triste es saber que hoy considero esa posibilidad, justo cuando el barco zarpó.

Por lo pronto, también es un hecho que la extraño. Bueno, yo suelo extrañar con mucha facilidad, ese sentimiento es moneda de uso corriente para mí. La extraño tanto, como subir las escaleras hasta el quinto piso o como leer el periódico a las 9 de la mañana. Extraño la música que me compartía, saber que estaba en el asiento de al lado, los dulces que me guardaba. Extraño y siempre me va a hacer falta platicar como lo hacía con ella, su plática inteligente -¿quién en estos tiempos tiene opiniones propias y no máscaras de pretensiones eruditas?-.

Tere es auténtica y de eso sí me di cuenta muy pronto. Me atrevía a hablar con ella, porque creo que me entendía, y estaba dispuesto a escucharla porque aprendía de su forma de ver las cosas. Me fastidian los repetidores, los que están a la moda hasta en sus temas de conversación. Con ella podía platicar de lo que nunca estará a la moda.

Realmente no fuimos ni amigos. Creo que le caía bien, tal vez le parecía un bicho raro. Así somos algunos: a fuerza de no ser comunes, damos curiosidad. Pero la amistad requiere confianza, tiempos, que los hubo pero en un sentido limitado. Eso fue entendible, por las circunstancias. De hecho, la incipiente amistad surgió casi a contracorriente. En lo que a mí respecta, sí tenía intenciones de ser su amigo. Algo logré y me siento satisfecho. Al menos en ese tema me salen mejor las cosas.

Pero presiento que ya todo acabó, que lo que hubo fue todo y que no habrá nada más, ni chocolates, ni música pensada para mí, ni nada que se le parezca; esas cosas que no dicen nada, pero que para mí significan mucho. Eso es todo lo que me queda, pero ni siquiera eso me queda.

Fénix 36

lunes, agosto 21, 2006

Mis respuestas al cuestionario bloguero

Hace unas semanas, vi el siguiente cuestionario en el blog de Camila. Hace unos días Carimy también lo respondió. Ahora van mis respuestas y a ver si alguien más sigue la cadena.

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¿Tres blogueras con las que pasarías una noche de locura sexual?
Pues no conozco muchas, pero no, creo que sí sería importante conocerlas en persona primero.

¿Cuánto tiempo llevo blogueando?
Ya muchos años, lo que pasa es que no había sido nada constante. De metiche en blogs ajenos, yo creo que empecé en el 2001 ó 2002. Con este blog, en 2004, pero en realidad hasta este año (2006) empecé a reportarme con más frecuencia. La verdad no me considero un “bloggero” y tampoco aspiro a tal cosa en el futuro; me conformo con usar estas bondades del internet para escribir y leer sobre momentos cotidianos míos, de mis amigos y de desconocidos que podrían ser amigos.

¿Cómo me entere de la existencia de los blogs y me animé a participar?
Pues a veces me da por buscar sitios de gente conocida y un día descubrí que un amigo tenía su blog, en donde estaba en contacto con otros amigos suyos. Luego encontré el blog de otra amiga y así de varios, hasta que me decidí a abrir el mío en la clandestinidad, porque como no escribía con frecuencia prefería mantenerlo en cierto anonimato.

¿Cinco blogs que sigo a diario o con mucha frecuencia?
Bueno, a diario ninguno, pero confieso que me gusta entrar al de
Carimy, que se ha vuelto una agradable compañía de este año; como no la conozco en persona, leerla es una manera de conocerla poco a poco y eso me gusta. También entro a los blogs de mis amigos: de Carlos, de Manelich, de Federico, de Mercedes, de Jorge, de Alexandra, y a muchos otros de desconocidos o casi conocidos, como el de Camila, el de Paula y de otros más que no recuerdo ahora.

¿Soy lector anónimo de algún blog?
Sí, de un montón, porque no siempre se me ocurre algo que decir.

¿Me he enamorado alguna vez de una bloguera?
Enamorado no, pero hay muchas superinteresantes; son como los rompecabezas, ya que sólo conoces pedazos de ellas, así que te preguntas cómo será la siguiente pieza y te haces una idea de la figura completa. A veces la siguiente pieza te decepciona y te das cuenta que no es lo que esperabas, pero otras veces resulta que es todavía mejor. En ese momento te das cuenta que estás en internet y que en este mundo casi todo es posible, así que dejas de darle tanta importancia.

¿Cinco blogueros con los que me iría de borrachera y si he conocido a alguno más allá del teclado?
Mmmm, no lo sé, jaja, no soy de borracheras, pero tal vez iría a algún concierto o al cine. Aún no he conocido a nadie en persona gracias al blog, pero me han pasado cosas parecidas; por ejemplo, resulta que
Carimy y yo tenemos un amigo en común, pero ella y yo no nos conocemos; a Alexandra, la encontré por casualidad después de varios años de perder contacto; a Camila, resulta que ya la había visto en varios conciertos y en alguna fiesta y me di cuenta de eso hasta después de haber firmado su blog. Por otra parte, antes de la era de los blogs, por allá del 98-99, en un “foro de discusión” conocí a varios de mis cuates actuales, con los que a veces voy a conciertos, como la Yeska, que es una de mis superamigas hasta el día de hoy.

¿Estoy satisfecho con mi blog?
Sí, porque no tiene la intención de ser nada más que un cuaderno de apuntes. Nunca me ha gustado sentirme obligado a nada y el blog me permite reportarme cuando quiero y cuando puedo, lo cual es bastante cómodo. Quizá lo que sí me gustaría es tener más comentarios, tanto de mis amigos como de gente nueva, ya que esa fracesita de “yo escribo para mi”, no aplica en mi caso: escribo para que alguien más me lea y de ser posible para que sirva como pretexto para dialogar más allá del propio blog.

¿Qué blogs considero de mayor calidad?
No soy experto en blogs (ni creo que la blogósfera valga para algo más que para escribir y leer sin necesidad de ser escritor o lingüista).

¿Autores que me despierten especial simpatía?
Ya lo dije, me gusta el de
Carimy, porque me pone de buenas.

Menciona entre tres y cinco blogueros para que contesten a estas preguntas en sus blogs.
No, ni idea; creo que aún no tengo tanto público, jaja. En todo caso, me gustaría que si existe algún “lector anónimo” se manifieste por este medio y me haga saber que pasó por aquí.

domingo, agosto 06, 2006

Lulú

Mi gusto por el cine se debe en mucho a españoles como Saura, Almodovar y desde luego a Bigas Luna.

Cuando empecé a ir solo al cine, una de las primeras películas que vi fue "Las Edades de Lulú", de Juan José Bigas Luna, en el cineclub del Instituto Mora, cuando iba en la prepa.


Qué iba a saber yo para entonces de directores, argumentos, fotografía, actuaciones, etc. Lo que me enganchó fue "el descubrimiento" de un mundo nuevo.

A ver si me explico, "Las Edades de Lulú" significó:

1.- Mi inicio en el cine de autor, ya que después me dediqué a ver todo lo que hacía Bigas Luna y por extensión me hice aficionado al cine español.
2.- Mi inicio en el cine erótico, ya que a mi gusto esa película logra situarse con mucha habilidad en la frontera entre el erotismo y la pornografía.
3.- Por supuesto, Lulú me acompaña todavía como un recuerdo de esa adolescencia.
4.- Pablo se convirtió en un héroe y desde luego que quería ser como él cuando creciera.
5.- La novela la leí algunos años después y también me fascinó.



Ayer volví a ver la película, que ya conseguí en DVD, aunque no en la edición original, que está muy cara y difícil de conseguir en México.



Ahora puedo reproducir tres de los momentos que más me gustan de la película [sólo me falta conocer en persona a Bigas Luna, a Almudena Grandes y a Francesca Neri; sería fabuloso que eso pasara]:

Primer diálogo, Lulú adolescente e inocente, con Pablo, el mejor amigo de su hermano, varios años mayor que ella:
-Pablo, quiero que sepas que nunca me he acostado con nadie
-Pero si no vamos a acostarnos en ninguna parte, no hace falta.
-Quiero decir que soy vírgen.
-¡No me digas!

Segundo diálogo, Lulú sentada en un viejo sofá, con el vestido levantado; Pablo hincado frente a ella:
-¿Qué vas a hacerme?
-Te voy a dejar mucho más guapa de lo que estás aún.
-No, por favor.
-Mira Lulú, tienes que tranquilizarte.
-No...
-Lulú, cuando se juega en serio hay que respetar las reglas del juego.
-Pero si yo no estoy jugando a nada.
-¿Cómo no estás jugando? Estás jugando, pero tú no te das cuenta. Eres una niña casi perfecta; si me dejas terminar, lo serás del todo.

Tercer diálogo, Lulú llorando, Pablo junto a ella, ambos acostados en el sillón:
-Lulú, quiero que me prometas dos cosas que recordarás siempre: la primera es que el sexo y el amor no tienen nada que ver... la segunda es que lo de anoche fue un acto de amor.
-No entiendo.
-Da igual, prométemelo.
-Te lo prometo.
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domingo, julio 30, 2006

Un poema de Szymborska

Nada, sólo que encontré de casualidad un poemita que tenía guardado de la poeta polaca Wislawa Szymborska.

Resulta que hace unos años el FCE publicó un libro de ella, creo que era una antología.

El caso es que yo pasaba por la librería de Miguel Ángel de Quevedo (eran de esos días en que me la vivía en Chimalistac) y me dieron un folletín que invitaba a la presentación. Tenía un poema y cuando lo leí me gustó mucho. No pude comprar el libro, ni entonces ni nunca. Resulta que siempre que me acuerdo de ella olvido cómo se escribe su nombre y por más que busco libro por libro nunca la encuentro. Ahora creo que el libro está agotado y no se conoce mucho de su obra en México.

No creo contribuir mucho a su difusión con este post, pero creo que vale la pena que la lean. Por cierto, si alguien quiere hacerme un regalo, un libro de ella sería genial... jeje.

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Alabanza a mi hermana

Mi hermana no escribe poemas
y es improbable que de pronto comience a escribir poemas.
Le viene de su madre, que no escribía poemas,
y de su padre, que tampoco escribía poemas.
Bajo el techo de mi hermana me siento a salvo:
nada impulsaría al marido de mi hermana a escribir poemas.
Y aunque suene como un poema de Adam Macedonski,
ninguno de mis parientes se ocupa de escribir poemas.

En el escritorio de mi hermana no hay poemas viejos
ni nuevos en su bolso.
Y cuando mi hermana me invita a cenar,
sé que no tiene intenciones de leerme poemas.
Hace magníficas sopas sin esfuerzo,
y su café no se derrama sobre manuscritos.

En muchas familias nadie escribe poemas,
pero cuando lo hacen, rara vez es sólo una persona.
Algunas veces la poesía fluye en cascadas de generaciones
que ocasionan temibles corrientes en las relaciones familiares.

Mi hermana cultiva una prosa hablada decente,
toda su producción literaria está en tarjetas postales veraniegas
que prometen la misma cosa cada año:
que cuando vuelva
nos contará todo,
todo,
todo.


(1976)
Traducción de Oscar Aguilera F. © 1996

lunes, julio 24, 2006

Carnaval toda la vida

Carnaval toda la vida

Este es el blog de Ale Hamilton.

Lo encontré por casualidad. Estaba yo en la página de los Santo Barrio (no sé cómo llegué ahí), el caso es que el nombre me sonaba conocido, pero no sabía por qué.

Leí una reseñita y era de Ale. Fue entonces que me acordé que hace años nos habló de ellos en un correo.

Ale era una niña chilena bastante agradable. Un día desapareció, dejó de mandar mensajes en la comunidad en la que estábamos y no volví a saber de ella.

Ahora me entero que siempre sí se dedicó a la música. Me da mucho gusto por ella. Si un día voy a Chile sería fantástico conocerla.


[Por cierto, para mi colección de casualidades: le gusta también la "No Smoking Orchestra" y recién se tomó tomó fotos en Puerto Madero y la Recoleta, en BsAs... ¡Qué cosas!]

martes, abril 18, 2006

Quién Hubiera Dicho

Y dale con las coincidencias:

1.- El año pasado, buscando canciones de Joaquín Sabina, encontré “Con La Frente Marchita”, del disco “Entre Todas Las Mujeres”, que supuestamente es un disco-homenaje que le hacen varias cantantes hispanoamericanas al trovador español.

2.- Un par de meses después, el inesperado viaje a Buenos Aires, con la certeza de que las cosas que sabía de Argentina eran tan pocas que las podía contar con los dedos de la mano: Borges, Evita, Gardel, Maradona, Los Fabulosos Cadillacs, Fito Paez, el mate…

3.- La semana pasada, compré una película de Carlos Saura, “Tango”, misma que intenté ver en tres o cuatro ocasiones a las tres de la mañana, por aquello del insomnio, y que apenas ayer logré ver completa.

4.- De los varios intentos, se me quedó grabada la cancioncita del principio: “¡Qué cosas, hermano, que tiene la vida! (...) / Dos años enteros / la tuve a mi lado / y nunca, ni en sueños, / quererla pensé. / ¡Quien iba a decirme / que loco yo un día / la vida daría / por verla otra vez!...”.

5.- La canción es de Adriana Varela, “casualmente” la misma de “Con La Frente Marchita”, canción que después de mi regreso a México no dejaba de escuchar, porque la letra cobró sentido de inmediato: “«Mándame una postal de San Telmo, adiós, ¡cuídate!» (...) / Con agüita del mar Andaluz quise yo enamorarte, / pero tú no querías otro amor que el del Río de la Plata. (...) / Buenos Aires es como contabas, hoy fui a pasear, / y al llegar a la Plaza de Mayo me dio por llorar / y me puse a gritar: «¿Dónde estás?»”

6.- En realidad hay muchas más coincidencias alrededor de Buenos Aires, la música, la literatura, los amigos, etc., pero esta última de las dos canciones es la más significativa. En verdad considero una “estupenda casualidad” haber conocido estas dos canciones sin haberlo pretendido y que las dos sean de la misma cantante argentina. A lo mejor exagero, pero hace unos meses ni idea tenía de que existían y la suerte las puso en mi camino. Estas cosas realmente me emocionan cuando suceden, porque hacen que me sienta privilegiado, me hacen pensar que el encuentro no fue tan casual aunque no pueda dejar de llamarlo así.

A continuación transcribo la letra de las dos canciones:


Quién hubiera dicho

¡Qué cosas, hermano,

que tiene la vida!
Yo no la quería
cuando la encontré
hasta que una noche
me dijo, resuelta:
“Ya estoy muy cansada
de todo”, Y se fue.
¡Qué cosas, hermano,
que tiene la vida!
Desde ese momento
la empecé a querer.

¡Cuántos sacrificios
hice pa' olvidarla!
¡En cuántos fandangos
mi vida perdí!
¡Quien hubiera dicho
que por su cariño
diera tantos tumbos
como los que di!
He tirao la vida
por los cafetines
pa' mostrarle a todos
que ya la olvidé,
pero todo es de grupo
y al quedarme a solas
he llorao, hermano,
como una mujer.

Dos años enteros
la tuve a mi lado
y nunca, ni en sueños,
quererla pensé.
¡Quien iba a decirme
que loco yo un día
la vida daría
por verla otra vez!...
¡Qué cosas, hermano,
que tiene la vida...
¡Desde aquella noche
la empecé a querer!

Tango de Adriana Varela



Con La Frente Marchita

Sentados en corro merendábamos besos y porros
Y las horas pasaban deprisa entre el humo y la risa.

Te morías por volver "Con la frente marchita" cantaba Gardel
Y entre citas de Borges, Evita bailaba con Freud.
Ya llovió desde aquel chaparrón hasta hoy.

Iba cada domingo a tu puesto del Rastro a comprarte
carricoches de miga de pan, soldaditos de lata.
Con agüita del mar Andaluz quise yo enamorarte,
pero tú no querías más amor que el del Río de la Plata.

Duró la tormenta hasta entrados los años ochenta.
Luego, el sol fue secando la ropa de la vieja Europa.
No hay nostalgia peor que añorar lo que nunca, jamás, sucedió.
"Mándame una postal de San Telmo, adiós, ¡cuídate!"-
Y sonó entre tú y yo el silbato del tren...

Iba cada domingo a tu puesto del Rastro a comprarte
monigotes de miga de pan, caballitos de lata
Con agüita del mar Andaluz quise yo enamorarte,
pero tú no querías otro amor que el del Río de la Plata.

Aquellas banderas de la patria de la primavera,
a decirme que existe el olvido, esta noche han venido.
Te sentaba tan bien, esa boina calada al estilo del "Che".
Buenos Aires es como contabas, hoy fui a pasear,
y al llegar a la Plaza de Mayo me dio por llorar
y me puse a gritar: "¿Dónde estás?"

Y no volví más a tu puesto del Rastro a comprarte
corazones de miga de pan, sombreritos de lata.
Y ya nadie me escribe diciendo:
"No consigo olvidarte, ojalá que estuvieras conmigo en el Río de La Plata"

Canción de Joaquín Sabina

miércoles, abril 12, 2006

Otro Foco Rojo Somos Nosotros, Los Locos Flojos

En el desierto en que trabajo, es gratificante cuando alguien habla de algo interesante. No sucede mucho, pero a veces pasa. Esta semana, alguien mencionó a Óscar de la Borbolla y creí haber escuchado mal, pero no, el autor de "Las Vocales Malditas" es conocido también por gente ajena a las clases de Literatura y Filosofía. Qué bueno.

Por lo pronto, oir el nombre de este escritor, me recordó su cuento de las oes:

–––––––––––––
Los Locos Somos Otro Cosmos

Otto colocó los shocks. Rodolfo mostró los ojos con horror: dos globos rojos, torvos, con poco fósforo como bolsos fofos; combó los hombros, sollozó: “No doctor, no… loco no…”

Sor Socorro lo frotó con yodo: “Pon flojos los codos -rogó-, ponlos como yo. Nosotros no somos ogros”. Sor Flor tomó los mohosos polos color corcho ocroso; con gozo comprobó los shokcs con los focos: los tronó, brotó polvo con ozono.

Rodolfo oró, lloró con dolor: “No doctor Otto, shokcs no…”. Sor Socorro con monótono rostro colocó los pomos: ocho con formol, dos con bromo, otros con cloro. Rodolfo los nombró “doctos”, “colosos”, con dolorosos tonos los honró. Como no los colmó, los provocó: “Son sólo orcos, zorros, lobos. ¡Monos roñosos!”

Sor Flor, con frondoso dorso, lo tomó por los hombros; Sor Socorro lo coronó como robot con hosco gorro con plomos.

Rodolfo con fogoso horror dobló los codos, forzó todos los poros, chocó con los pomos, los volcó; soltó tosco trompón, Sor Socorro rodó como tronco.

“¡Pronto, doctor Otto! -convocó Sor Flor- ¡Pronto con cloroformo! ¡Yo lo cojo…!”

Rodolfo, lloroso con mocos, los confrontó como toro bronco; tomó rojo pomo, gordo como porrón. Sor Flor sonó como gong, rodó como trompo, zozobró.

Otto, solo con Rodolfo, rogó como follón, rogó con dolo: “Rodolfo…don Rodolfo, yo lo conozco…como doctor no gozo con los shocks; son lo forzoso. Los propongo con hondo dolor…Yo lloro por todos los locos, con shocks los compongo…”

-No, doctor. No -sopló ronco Rodolfo-. Los shocks no son modos. Los locos no somos pollos. Los shocks son como hornos, son potros con motor, sonoros como coros o como cornos… No, doctor Otto, los shocks no son forzosos, son solo poco costosos, son lo cómodo, lo no moroso, lo pronto… Doctor, los locos somos sólo otro cosmos, con otros otoños, con otro sol. No somos lo morboso; sólo somos otros. Lo otro, lo no ortodoxo. Otro horóscopo nos tocó, otro polvo nos formó los ojos, como formó los olmos o los osos o los chopos o los hongos. Todos somos colonos, sólo colonos.

Nosotros somos los locos, otros son loros, otros topos o zoólogos o, como vosotros, ontólogos. Yo no los compongo con shocks, no los troncho, no los rompo, no los normo…

Rodolfo monologó con honroso modo: probó, comprobó, cómo los locos son otros.

Otto, sordo como todo ortodoxo, no lo oyó, lo tomó por tonto; trocó todos los pros, los borró; sólo lo soportó por follón, obró con dolo, Rodolfo no lo notó. Otto rondó los pomos, tomó dos con cloroformo, como molotovs los botó. Rodolfo con los ojos rotos mostró los rojos hombros; notó poco dolor, borrosos los contornos, gordos los codos; flotó. Con horroroso torzón rodó con hondo sopor.

Rodolfo soñó, soñó con rocs, con blondos gnomos, con pomposos tronos, con pozos con oro, con foros boscosos con olorosos lotos. Todo lo tocó: los olmos con cocos, los conos con oporto rojo, los bongós con tonos como Fox Trot.

Otto lo forró con tosco cordón, lo sofocó. Rodolfo sólo roncó. Sor Socorro tornó con poco color. Sor Flor con bochorno tomó ron: “Oh, doctor -lloró-, oh, oh, nos dobló con sonoro trompón”. Otto contó cómo lo controló.

-Otto, pospón los shocks -rogó Sor Socorro.

-No, no los pospongo. Loco o no yo lo jodo. No soporto los rollos… Pronto, ponlo con gorro.

-¿Cómo, doctor -notó Sor Flor-, ocho volts?

No, no sólo ocho. ¡Todos los volts !Yo no sólo drogo, yo domo… Lo domo o lo corrompo como bonzo.

-¡Oh no, doctor Otto!, como bonzo no.

-¡Cómo no, Sor Socorro! Nosotros no somos tórtolos o mocosos; somos los doctos… ¡Ojo, sor Socorro! No soporto los complots…

Otto con morbo soltó todos los volts, los prolongó con gozo. Sor Socorro con sonrojo sollozó. Sor Flor oró por Rodolfo. Rodolfo roló como mono, tronó como mosco.

Otto lo nombró: “Don gorgojo”, “loco roñoso”, “golfo”. Rodolfo zozobró con sonso momo. Otto cortó los shocks.

Óscar de la Borbolla

jueves, marzo 09, 2006

La Columna del Lunes

La Columna del Lunes es la columna de Bárbara, chilena -¿cómo llama el sur últimamente?-, quien disfruta del cine de Dogma 95...

miércoles, marzo 08, 2006

Dejando Huella

Dejando Huella es el blog de Carimy, a quien tampoco conozco y que sin embargo le gusta Fratta, La Insoportable Levedad del Ser, Carlos Fuentes, el Vive Latino, tiene pendiente la tesis (o la tuvo, como yo la sigo teniendo)... etcétera, etcétera.

¿Dónde existen estas personas virtuales en realidad?, ¿por qué allá afuera nomás coincides con las personas a medias?

En fin, es grato saber que existen y que, si Kundera no se equivoca, un día esas coincidencias podrían reunirnos.

lunes, marzo 06, 2006

Yo Nunca Llevo La Contraria

Yo Nunca Llevo La Contraria


“Nunca es tarde para leer un libro”. Eso no es cierto. O no lo es siempre o no lo es del todo, por lo menos.

De Regreso en la Feria
Ayer fui a la Feria del Libro del Palacio de Minería. Hace por lo menos cinco años que no me paraba por ahí, porque a menudo es más barato comprar libros de rebaja en una librería, que comprarlos en una feria. Llegué a comprobar que un libro del Fondo de Cultura Económica o de la misma UNAM estaba más caro en la feria que en alguna sucursal de esas librerías, además de que en ellas se podía obtener algún descuento con credencial de estudiante.

En fin, no quisiera denostar a la Feria, pero esa fue una de las razones por las que dejé de comprar en ella y después de ir. Claro, había muchas otras ventajas, como encontrar títulos difíciles de conseguir, ediciones extranjeras o de otros estados de la República, con suerte esos sí con alguna rebaja. También, claro, las conferencias, encontrar a escritores husmeando entre los stands, etcétera.

En el 92 o 93, no recuerdo exactamente, Edmundo Valadés esperaba afuera de la Excapilla, donde daría una conferencia. Fue hacía una máquina de refrescos, pero no llevaba cambio. Yo estaba a su lado, saqué unas monedas y le pregunté qué refresco quería. Luego, nos quedamos platicando como media hora, empezó la conferencia y al final no me pude despedir de él, porque lo abrumaron pidiéndole autógrafos.

También me tocó ver –y escuchar– a Eliseo Diego, días antes de su muerte. “Les dejo el tiempo, todo el tiempo”, dijo en esa ocasión y a los pocos días moría antes de regresar a Cuba.

Ayer también, en las pocas horas que estuve, vi pasar a Eraclio Zepeda y Elva Macías; Ignacio Trejo Fuentes parecía esperar a alguien frente a la editorial Océano –en realidad me pareció como si quisiera que alguien lo reconociera y le preguntara “¿es usted escritor, verdad?”, pero me niego a pensar cosa parecida, aunque hace más de diez años que no sabía de él; quizá ya se sienta famoso (o quizá ya lo sea y en mi ignorancia yo no me haya dado cuenta)–.

Bolaño, Por Fin
Siempre quise leer a Roberto Bolaño. Digo, «siempre» después de que supe de él, porque por supuesto no lo conocía hasta que murió, lo cual no es un orgullo, pero es la verdad. Teresa, mi compañera reportera –a quién tanto extraño–, leía todas las mañanas todos los periódicos y un día me preguntó si lo conocía. Obvio dije que no, ni idea de quién era. Se encargó de decírmelo: uno de los más importantes escritores latinoamericanos, que vivió en México hacía 20 años antes y que aparentemente siempre se mantuvo fuera de grupos y corrientes literarias.

Los días y semanas siguientes fueron saliendo más y más datos de Bolaño en periódicos y revistas. Ahora resultaba que tenía muchos amigos y que efectivamente apenas empezaba a conocerse o a reconocerse su talento.

Nunca lo leí. Bueno, llegué a leer fragmentos de cuentos y algunas entrevistas en internet. Lo que más me interesó fueron las entrevistas, su forma de responder; casi creía escuchar su voz, reconocer su acento sudamericano y distinguir las muecas de su rostro al responder con desparpajo y casi con desdén, pero divertido, las preguntas de sus entrevistadores.

“Bolaño”, caray, nunca había oído de él, pero estaba seguro que si lo hubiera hecho me hubiera propuesto y conseguido conocerlo, para confirmar si hablaba como yo lo imaginaba, si efectivamente parecía personaje de Woody Allen y si, como pensaba, se burlaba de todo y de todos, porque al final nada era importante. Un tipo así ¡claro que me hubiera gustado conocer!, de ser posible topármelo en una feria de libros e invitarle una coca cola, para hacer plática y ahora contar que lo conocí y no que apenas voy a leerlo.

Creí que era argentino, no chileno, como ahora leo en la contraportada del libro que, por fin, pude comprar ayer. Sus obras, en Anagrama, son carísimas, o así me lo parecían porque en realidad los libros en general ya son carísimo y los libros de Anagrama lo son un poco más. «2666», por ejemplo, cuesta más de 500 pesos.

En Buenos Aires pregunté por él –aún pensaba que era argentino–, en la librería Gandhi de la avenida Corrientes –que no es, pero sí es, como la Gandhi mexicana–. Hasta en Buenos Aires los libros son carísimos, al menos los extranjeros, y preferí traerme otros dos textos de Filosofía, más accesibles para mi presupuesto.

Ayer en la Feria me topé nuevamente con Bolaño, pero ahora sí no quise salir sin él. No podía regresar a la Feria de Minería después de tantos años y no comprar nada, y no podía ver un libro de Bolaño por fin a mi alcance y no llevarlo. De hecho, salí con dos: «Entre Paréntesis», que reúne textos dispersos entre 1998 y 2003 y «Para Roberto Bolaño», una especie de “oportuno” homenaje de Jorge Herralde, que da pistas biográficas sobre el escritor chileno.

No me alcanzó otra vez para traerme «2666», ni «Los Detectives Salvajes», supuestamente lo mejor que escribió, pero ya empecé a leer «Entre Paréntesis» y cada vez me arrepiento más de no haberlo leído ni conocido antes. Me hubiera divertido mucho haciéndole preguntas y recibiendo sus respuestas tan ingeniosas como inesperadas.

Bolaño De Oídas, De Leídas
Transcribo enseguida algunas de sus respuestas a una entrevista para la revista «Playboy», aparentemente la última o una de las últimas que concedió, ya muy enfermo, pero aún con humor y desencanto frente a lo convencional:

“–¿Qué es la patria para usted?
–(…) algunos instantes, algunas calles, algunos rostros o escenas o libros que están dentro de mi y que algún día olvidaré, que es lo mejor que uno puede hacer con la patria.
(…)
–¿Por qué le gusta llevar siempre la contraria?
–Yo nunca llevo la contraria.
(…)
–(De conocerlo, ¿qué le hubiera dicho) a Vicente Huidobro?
–Huidobro me aburre un poco. (…) demasiado paracaidista que desciende cantando como un tirolés. Son mejores los paracaidistas que descienden envueltos en llamas o, ya de plano, aquellos a los que no se les abre el paracaídas.
(…)
–¿Ha vertido alguna lágrima por las numerosas críticas que recibe por parte de sus enemigos?
–Muchísimas. Cada vez que leo que alguien habla mal de mi me pongo a llorar, me arrastro por el suelo, me araño, dejo de escribir por tiempo indefinido, el apetito baja, fumo menos, hago deporte, salgo a caminar a orillas del mar, que, entre paréntesis, está a menos de treinta metros de mi casa, y le pregunto a las gaviotas, cuyos antepasados se comieron a los peces que se comieron a Ulises, por qué yo, por qué yo que ningún mal les he hecho.
(…)
–¿Ha robado algún libro que luego no le gustó?
–Nunca. Lo bueno de robar libros (y no cajas fuertes) es que uno puede examinar con detenimiento su contenido antes de perpetrar el delito.
(…)
–¿Ha sufrido mucho por amor?
–La primera vez, mucho, después aprendí a tomarme las cosas con algo más de humor.
–¿Y por odio?
–Aunque suene un poco pretencioso, nunca he odiado a nadie. Al menos estoy seguro de ser incapaz de un odio sostenido. Y si el odio no es sostenido, no es odio, ¿no?
(…)
–¿Qué cosas lo han enojado?
–A estas alturas, enojarse es perder el tiempo.
(…)
–¿Qué cosas lo aburren?
–El discurso vacío de la izquierda. El discurso vacío de la derecha ya lo doy por sentado.
(…)
–¿No le sacaría páginas a «Los Detectives Salvajes»?
–No. Para sacarle páginas tendría que releerlo y eso mi religión me lo prohíbe.
(…)
–¿De quién (…) escucha consejos?
–Yo no escucho consejos de nadie, ni siquiera de mi médico. Yo doy consejos a diestra y siniestra, pero no escucho ninguno.
(…)
–¿El mundo tiene remedio?
–El mundo está vivo y nada vivo tiene remedio y ésa es nuestra suerte.”



Fénix 36

lunes, febrero 20, 2006

De Ciertas Mujeres Imperfectas

De Ciertas Mujeres Imperfectas


Me identifico en la imperfección de las artistas, las filósofas, las mujeres que son líderes sociales o políticas o que por lo menos encabezan algo. Pero me rebasa su inexplicable y rara belleza, su inteligencia, su capacidad de pensar más ágil que yo, o de hablar con más coherencia, o simplemente su sentido para equivocarse y rectificar a tiempo, o bien de no rectificar, pero asumir las consecuencias. Son mujeres completas, dueñas de sí mismas, independientes o por lo menos autosuficientes: auténticas.

Estas mujeres no son necesariamente bonitas, pero me son atractivas. Las mujeres bellas están en la televisión o en las revistas y en cierta forma son todas iguales; uno no puede evitar voltear a verlas, pero hasta ahí. Una mujer bonita sólo puede ser sustituida por otra bonita; mejor dicho: una mujer bonita «siempre» es sustituida por otra bonita, no hay más, las anteriores dejan de tener importancia porque en realidad nunca la tuvieron.

Pero estas otras, mujeres imperfectas, se quedan grabadas en la memoria y después de verlas quieres conocerlas y compartir su mundo, en una necesidad creciente. Puede haber más de una al mismo tiempo y todas serán diferentes en su extrañeza. Son únicas porque son distintas.

Ahora mismo, enfrente de mi mesa, una muchacha toma café y está sola. Usa lentes y lee un grueso libro, ensimismada; mueve sus labios como si le leyera a alguien más y no se da cuenta que la observo. Lleva puesto unos pants y se ve fresca, como si acabara de bañarse. En algunas mujeres, como ella, esta ropa se ve bien porque redondea los músculos de sus piernas.

Hace unos años tuve una maestra de Filosofía, tendría unos 36 años y era rubia, delgada y de estatura pequeña. Creo que no estaba casada, pero posiblemente vivía con alguien. A su edad, llevaba varios años de profesora y terminaba un doctorado. Tenía muy mal carácter, pero me gustaba verla. Siempre usaba pantalones de mezclilla y camisetas y algunas veces sonreía con delicadeza, pero cuando lo hacía se le iluminaban los ojos y era más atractiva.

Ahora llega otra chica, estudiante de Teatro, y se sienta con unos amigos. Es de cara larga y cabello muy negro y suelto. Por supuesto, no usa maquillaje y su ropa es holgada, de color morado desteñido. Cuando se sienta, la falda larga, arrugada, deja ver unos tobillos blancos y limpios. No es muy delgada, pero su blusa muestra un cuello y hombros finos. Alcanzo a oír que ensaya dos guiones; se trata de Beckett y Carballido y bromea acerca de los contrastes entre ambos: “como cuando viajas de un extremo de la ciudad a otro”, dice con los ojos muy abiertos.

Se tiene que ir, sólo entró a la cafetería a comprar una botella de agua. Mientras se levanta, se recoge el cabello con un lápiz de madera; se pone unas gafas también de color morado y sale caminando de prisa. La veo irse y yo aún no pago la cuenta, ni termino de escribir esta hoja para ir tras ella.


Fénix 36

miércoles, febrero 15, 2006

...Silencio

...Silencio

se llama Paula, tiene muchas fotos, es argentina, lee mucho, escribe casi a diario y... etc. etc. (los dos etcéteras incluyen musica, cine, literatura, filosofía y más cosas como de esas que me gustan a mi también)

Las de Filosofía


Estudiantes de Filosofía
Para Abigail, pensando en lo que no fue

Bellas mujeres imperfectas,
adolescentes de piel rosada,
niñas inexpertas de sonrisa coqueta,
se mojan el cabello rizado que les llega a los pechos,
estudian Filosofía o Arte Dramático,
juegan a que saben lo que dicen
y no importa su ignorancia,
su blusa blanca las salva,
la falda de colores, larga y entallada,
que lean a Bukowski y a Henry Miller a las cuatro de la mañana.

Una rubia de piernas largas y robustas
con sus ojos azules y recostada en la mesa;
otra joven pequeña de pantalones chiquitos, con trenzas,
toman café y encienden cigarrillos mientras hablan de Nietzsche.
En diez años serán profesoras o estarán casadas,
quien sabe si las dos cosas.
Éste es el momento adecuado de encontrarse en sus vidas,
de descansar a su lado y abrazarlas durmiendo.

Quiero para mi una de estas niñas adultas,
jugar con sus cabellos y quitarle la ropa,
perder el tiempo un día sin pensar en trabajo,
ir con ella a comprar libros de filosofía,
que me hable de Beauvoir con vehemencia,
aunque en el cine le fastidien las películas francesas.

Una de estas lindas imperfectas
que entre en la cafetería y se siente en mi mesa,
que espere a que termine de escribir sobre ella
y me pida que salgamos, que toda la tarde es nuestra.

Fénix 36